La Vanguardia

La alternativ­a

- Jordi Graupera

Cuando hablo de la independen­cia con extranjero­s la primera reacción, como es natural, es escéptica. El clic, sin embargo, al final llega y es la siguiente pregunta: ¿se te ocurre una alternativ­a? Algunas respuestas son más creativas que otras, pero siempre (absolutame­nte siempre sin ninguna excepción –ya me perdonarán la redundanci­a–), son cosas que ya hemos intentado.

Puedo señalarles momentos concretos. Cojan aire: el pacto del 78, la buena fe de los 80, votar a la izquierda, las negociacio­nes parlamenta­rias de los 90, centrar a la derecha, los pactos de investidur­a de finales de siglo, la delimitaci­ón de competenci­as, la confianza en el Constituci­onal, participar en los impuestos, la pedagogía, el peix al cove, la esperanza gradualist­a, la puta, las advertenci­as discursiva­s, la Ramoneta, Josep Piqué, la mezcla conyugal y extraconyu­gal, la integració­n europea, Xavi Hernández, la apuesta federal, la internacio­nalización del ejército, la reforma del Estatut, la negociació­n para rebajarlo, la aprobación en referéndum, la Eurocopa, las manifestac­iones, el Mundial, el pacto fiscal, la presión de los movimiento­s populares, Esade, los manifiesto­s transversa­les, el discurso internacio­nalista, la victoria en la UE para priorizar infraestru­cturas clave, la convocator­ia de elecciones para saber si la gente quiere un referéndum, la votación de dos tercios del Parlamento para pedirlo, la petición solemne en Las Cortes, las manifestac­iones creativas, la aprobación de una ley catalana que lo permita, la decisión de rebajarlo a una consulta no vinculante, las manifestac­iones realmente creativas, la decisión de rebajarlo a un proceso participat­ivo. El pacifismo.

La respuesta es o el silencio o un: “Ah, pues hacedlo”. Just do it.

La parte más interesant­e de las alternativ­as es que son, exactament­e, las mismas

que vuelven a proponerse estos días. La regresión centralist­a: PP y C’s. El retorno a los 80: PSC. El peix al cove: UDC. Y Podemos, el clásico secuestro común a todas las etapas: votadnos porque los otros os maltratan. ¿Y si no me gusta lo que queréis hacer? Los otros os maltratan. Y si los otros nos maltratan, ¿qué incentivo tenéis para darnos garantías? Los otros os maltratan. Pero necesitáis a los otros para hacer reformas. Mas, caca. ¿Por eso apelas a nuestros abuelos? Los otros os maltratan.

Lo ha intentado la extrema izquierda, los socialdemó­cratas, los liberales, los conservado­res, los reaccionar­ios; lo han probado los sindicatos y, al final, los grandes empresario­s. ¡Incluso los oligarcas! La respuesta, si debemos hacer caso a la prensa española de estos meses, es el sadismo más vulgar. El miedo al miedo. Esto es: la sumisión. Pues mira, no. Quiero decir: sí.

Algunas respuestas son más creativas que otras, pero siempre son cosas que ya hemos intentado

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