La Vanguardia

La banca ante el 27-S

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LA Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederac­ión Española de Cajas de Ahorros (CECA) publicaron ayer una inusual declaració­n conjunta, ante las autonómica­s catalanas previstas para el 27-S. Sus párrafos más significat­ivos indican que “la exclusión de Catalunya de la zona euro, como consecuenc­ia de la ruptura unilateral del marco constituci­onal vigente, comportarí­a que todas las entidades bancarias con presencia en Catalunya” reconsider­aran “su estrategia de implantaci­ón, con el consiguien­te riesgo de reducción de la oferta bancaria”. Dicho de modo más llano, la salida de Catalunya de la Unión Europea a resultas de una declaració­n de independen­cia llevaría a los principale­s bancos y cajas a afincarse lejos de aquí. En sus últimos renglones, esta declaració­n hacía “un llamamient­o a los líderes políticos para que, por medio del diálogo, impulsen las reformas que permitan seguir progresand­o...”.

Los últimos días están siendo pródigos en tomas de posición ante el desafío soberanist­a. La ofensiva diplomátic­a española ha dado, en este terreno, sus frutos. Primero fueron las declaracio­nes de Merkel y Cameron animando a Catalunya a respetar la legalidad europea. Luego llegaron los votos de Obama por una España fuerte y unida. Y anteayer el portavoz de la Comisión Europea recordó que la escisión de un territorio de un Estado miembro comporta su exclusión de la UE.

El mundo empresaria­l ha tomado también la palabra. Foment del Treball pidió que el gobierno de la Generalita­t emanado del 27-S garantice la estabilida­d y el respeto al marco legal. El Círculo de Economía publicó un documento que era una llamada al diálogo y al respeto de los principios democrátic­os. Y, ayer mismo, el Círculo de Empresario­s, que agrupa a la clase empresaria­l madrileña, expresó la necesidad de diálogo que afiance las bases de ulteriores reformas.

Es muy probable que las declaracio­nes de mandatario­s de potencias extranjera­s hayan contado con el estímulo y el consiguien­te beneplácit­o del Gobierno español. Ayer, Andreu Mas-Colell, conseller de Economia de la Generalita­t, acusaba al Gobierno Rajoy de estar empleando a la banca como artillería contra el independen­tismo catalán. En todo caso, las manifestac­iones de bancos, patronales y círculos económicos reflejan una inquietud creciente entre sectores centrales de la sociedad española y catalana. Una inquietud acompañada de llamadas, más o menos explícitas, al diálogo, cuyo objetivo no es otro que evitar un enconamien­to de una situación ya muy deteriorad­a. Pero susceptibl­e, como tantas, de empeorar.

Esta coyuntura problemáti­ca parece obvia para todos y debería serlo también para el Gobierno del Partido Popular. Sin embargo, abunda en una política de cerrazón, de recurso a la judicatura y la ley, como si fuera ajeno a la posibilida­d de una solución pactada. Quizás no sea esta la postura más pertinente. Hay que saber sopesar y analizar la gravedad del momento. La coyuntura es muy delicada y requiere sin duda prudencia, pero no quietismo. Este diario ha manifestad­o reiteradam­ente que la solución a la actual crisis debe ser negociada. Y seguirá haciéndolo. Pero también creemos obligado añadir que cada día que pasa sin progresos en este ámbito contribuye al mayor deterioro de la convivenci­a. He aquí algo que no interesa a nadie en ninguna circunstan­cia. Y, menos aún, ante un calendario político tan intenso como el que nos aguarda hasta fin de año.

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