La Mercè llena de fiesta las calles el fin de semana
Andreu Buenafuente pide una ciudad más ambiciosa, tolerante y divertida, en el inicio de la fiesta mayor de Barcelona
El pregón de Andreu Buenafuente y la aparición de los Gegants de la Ciutat por la puerta de la Casa Consistorial marcaron ayer al anochecer el inicio de una fiesta mayor de Barcelona diseñala casi por completo por el equipo del anterior alcalde, el convergente Xavier Trias. La Mercè, que este año tiene como ciudad invitada a Buenos Aires, llenará de fiestas diversos espacios de la ciudad este fin de semana, parará motores hasta el miércoles por la noche y tendrá su colofón el jueves, día de la copatrona de la capital catala- na. La diversión para todos los públicos está asegurada en una celebración que este año ha adelantado fechas para no coincidir la próxima semana con las trascendentales elecciones del 27-S.
La Mercè empezó con buen humor en el Saló de Cent. También hubo buen humor en la plaza Sant Jaume, donde se podía seguir el pregón del cómico Andreu Buenafuente, pero allí también se manifestaron vecinos de la Barceloneta. No es novedad, es casi un ritual anual que la protesta esté presente en el ambiente multitudinario de la fiesta.
Metido a pregonero, Buenafuente no iba a dejar de ser humorista y crítico de lo que pasa. No se esperaba menos de él, que dijo no querer hacer un discurso político, pero lo trufó de referencias a la política municipal, al estreno de una alcaldesa, al procés y las elecciones del 27 que obligaron a adelantar la fiesta patronal. Varias referencias políticas, ironía y sarcasmo obligan, tenían sentido equívoco, para que pudieran reír gobierno y oposición, independentistas y unionistas, derecha e izquierda. Al fin y al cabo, como reivindicó él mismo, todos tienen derecho y obligación de pasarlo bien. “Igual deberíamos hacer una estructura de estado del buen humor”, reivindicó.
Decenas de vecinos de La Barceloneta diu Prou se hicieron oír ruidosamente justo hasta que empezó el pregón. Estuvieron más de una hora manifestando que se sienten “defraudados y abandonados” por el gobierno municipal del gran cambio. Pudieron hablar un rato con la concejal Gala Pin, quien les aseguró que en breve podrán reunirse con ella misma y la alcaldesa (como vienen reclamando los vecinos) y admitió que la co- municación con los vecinos desde el Ayuntamiento no se ha hecho bien, y que necesita tiempo para que se note su actuación contra los pisos turísticos ilegales y las molestias del turismo masivo.
Buenafuente empezó refirien-dose a los apocalípticos que auguraban todos los males como consecuencia de ese cambio. En los pasillos del Ayuntamiento, asegura el cómico, no hay hogueras, y en los despachos hay gente trabajando, “incluso sin rastas” y muchos “no son familia de Ada Colau”. Toma.
Como primera mujer al frente del Ayuntamiento de Barcelona, a la alcaldesa le correspondió un buen trozo de pregón. Jugando con su nombre. Buenafuente dijo que “en los cuentos, las adas (sin hache) convierten calabazas en coches oficiales; nuestra Ada prefiere hacerlo al revés.
Siguiendo a pregoneros anteriores (incluso citó un poema de Joan Margarit) el cómico reusense hizo de la ciudad motivo destacado del discurso. Barcelona (“que es mujer, seguro que alguna rumba ya lo ha dicho”) y su gente, que tiene en el ADN “jugar en primera línea, exigir mucho del futuro, pero también preservar la justicia social”. Habló de una Barcelona creativa, cosmopolita y con vocación de no caer en el desencanto. “Barcelona me enorgullece –dijo–. Estoy seguro de que seguirá luchando por ser una ciudad donde valga la pena vivir, y no solo una postal bonita”.
En el capítulo de recuerdos barceloneses (referencia habitual de pregoneros también), Buenafuente evocó sus 25 años cuando “había pocos turistas... (ahora) deberíamos hacer caso a los vecinos de la Barceloneta”.
El pregonero reivindicó una Barcelona más justa, más atrevida, per también menos autocomplaciente; más ambiciosa pero más razonable; más inconformista, pero más tolerante... y “más divertida”. Planteó “hacer una estructura de estado del buen humor”. No quería hacer un discurso político... “Claro que tenemos el derecho a decidir. Y el de decidir que no, e incluso el de no decidir. Tenemos derecho a hacer lo que nos rote”. Los políticos muy buenos existen, afirmó, “van todos en el mismo coche”.
Buenafuente acompañó a Ada Colau (que hizo una especial mención a los refugiados de la guerra de Siria) en una novedad de la jornada: ambos salieron al balcón sobre la plaza Sant Jaume y desde allí, no en el Saló de Cent, se declaró el inicio de la fiesta. En la fachada del Ayuntamiento se desplegaron dos pancartas en favor de los refugiados.
El pregón se pudo seguir desde la plaza Sant Jaume, donde se manifestaron vecinos de la Barceloneta