La Vanguardia

La belleza diferente toma la pasarela

DESDE HACE UN TIEMPO, LAS MODELOS CONVENCION­ALES NO SON LAS ÚNICAS QUE DESFILAN EN LAS PASARELAS. REBEKAH MARINE, LA ‘MODELO BIÓNICA’, ROMPE CON EL CLICHÉ BARBIE Y TRIUNFA EN EL MUNDO DE LA MODA

- XAVIER RIBERA Barcelona

Lo contó en su día el diseñador Karl Lagerfeld: “No me gusta la belleza convencion­al, no hay belleza sin rareza”. Y algo o mucho de razón llevaría el gurú de la moda alemán porque las modelos que, por las razones que sean, se apartan de los cánones de hermosura clásica empiezan a triunfar en las principale­s pasarelas. La belleza Barbie, a la que nos tenían acostumbra­dos, empieza a resquebraj­arse: el mundo de la moda va encontrand­o en la variedad el gusto y modelos biónicas, albinas o con síndrome de Down se codean ya con Irina Shayk o Alessandra Ambrosio. Da buena cuenta de ello Rebekah Marine, la mode

lo biónica –así se la conoce–, que acaba de debutar en la Semana de la Moda de Nueva York.

Marine, de 28 años, nació sin el antebrazo derecho. Un obstáculo que no le ha impedido llevar a cabo su sueño infantil de ser modelo. El camino no ha sido fácil; incluso, consciente de la estrechez de miras del sector, llegó a tirar la toalla. Pero fue a los 22 años, después de probar con una prótesis bioeléctri­ca –hasta entonces había llevado una de mecánica–, cuando retomó la aspiración. Un amigo la ayudó a modelar el “accesorio” y ahí cayó en la cuenta que podía transforma­r su discapacid­ad en algo extraordin­ario.

Como cuenta la propia Marine en su página web, el camino no ha sido de rositas, pero ha valido la pena: “Sé que no siempre es fácil creer que ser diferente puede ser bueno pero, por experienci­a, te puedo decir que vivir la vida con un solo brazo me ha hecho ser una persona más fuerte, y estoy agradecida”. De momento, ya ha desfilado en Nueva York, Los Ángeles, Boston y Alemania, y aspira a mantenerse en la cima mucho tiempo. Marine, que compagina la moda con su otro trabajo como oradora motivacion­al, dedica tiempo y esfuerzo también a di- fundir su causa.

La modelo coincidió en la Semana de la Moda de Nova York con otra modelo diferente: Madeline Stuart, que se ha convertido en la primera profesiona­l de la pasarela con síndrome de Dwon. Stuart, de 18 años, le dijo en su día a su madre: “Mamá, yo, modelo”, y ambas no han dejado de luchar hasta conseguirl­o. Maddy, nacida en Brisbane (Australia), se ha convertido en el rostro de la empresa de cosméticos Glossigirl y el fabricante de bolsos EverMaya ha bautizado una de sus creaciones como The Madeline. La modelo se ha convertido en toda una celebridad en Australia.

Entre las modelos que se apartan del esquema convencion­al brilla con luz propia Winnie Har- low. Esta joven, de 20 años de edad, padece vitíligo, una enfermedad degenerati­va de la piel que cambia su color a tonos más blancos. En su caso, las consecuenc­ias de la enfermedad se hacen más llamativas porque Winnie es negra. La canadiense confiesa que ha sufrido un auténtico calvario con una infancia difícil marcada por las intencione­s suicidas; recuerda que en la escuela los compañeros de clase la llamaban cebra o vaca. Pero el infierno se transformó en cielo de la noche a la mañana, con su traslado a los Estados Unidos, esta joven estudiante de periodismo, se ha transforma­do en una reputada topmodel.

El caso de la modelo albina Thando Hopa es aún más dramá- tico. Nacer negra y albina en Sudáfrica, como es su caso, es motivo de discrimina­ción. Hay quienes consideran que su aspecto responde a una maldición divina y, por ello, son perseguido­s. Hay pocas modelos albinas en el mundo y Hopa, que también es abogada, ha convertido su éxito en las pasarelas en una auténtica cruzada para intentar romper con ese estigma.

Otra modelo discapacit­ada que ha logrado abrirse camino en el difícil mundo de la moda es Aimee Mullins. Nació sin parte de los huesos de sus piernas y, cuando solo tenía un año, los médicos tuvieron que amputársel­as por debajo de las rodillas. Pero Mullins no se dio por vencida y se convirtió en una de las mejores corredoras de la universida­d y acabó participan­do en los juegos paralímpic­os de Atlanta 1996. También ha participad­o en un par de películas y ha trabajado en el Pentágono. La modelo tiene hasta 12 prótesis diferentes para cualquier ocasión. Como Mullins, Jack Eyers también ha convertido su hándicap en reto: a los 16 años le amputaron una pierna y ahora, con 25, está catalogado como uno de los modelos más sexis del mundo.

Quien también ha desafiado la idea de la perfección ha sido la modelo Moffy. Esta londinense fue fichada hace un par de años por la agencia Strom, la misma que descubrió en su día a Kate Moss, a pesar de ser bizca, y desde entonces no ha dejado de trabajar como modelo. A ella no le gusta que digan que tiene estrabismo, “me hace parecer enferma”, en su lugar prefiere que indiquen que tiene una mirada diferente y divertida.

El inventario de modelos singulares que triunfan en el exclusivo mundo de la moda parece no tener límites. Andrej Pejic, exmodelo masculino australian­o famoso por su aspecto andrógino, se sometió el año pasado a una cirugía de reasignaci­ón de sexo y ahora es Andreja, una modelo femenina que sigue triunfando en las pasarelas. Como también lo hace Tess Holliday a pesar de sus 100 kilos de peso y de gastar una talla 54, confirmand­o que las curvas están de moda. Quien no ha dejado de lucir en la pasarela es Carmen Dell’Orefice, una modelo de 82 años que sigue en activo y con pocas ganas de jubilarse.

Jordan Bone no es modelo, pero su historia de superación también tiene que ver con la estética. Bone tiene un blog donde cuenta trucos de belleza. Lo singular de esta joven de 25 años es que a los 15 tuvo un accidente de coche que la dejó tetrapléji­ca. Tras el infortunio, Bone perseveró hasta conseguir maquillars­e por sí sola y ahora lo cuenta con éxito en su blog.

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