Entre Facebook y Twitter
KEVIN SYSTROM NO SE ESPERABA EL ÉXITO DE INSTAGRAM, UNA APP QUE CREÓ INFLUENCIADO POR LA PASIÓN DE SU MADRE POR LA FOTOGRAFÍA
Los pies de Nicole, la novia de Kevin, ilustran la primera foto publicada en el lanzamiento de la app
La vida de Kevin Systrom, cofundador de Instagram, viene marcada por las dos aplicaciones por excelencia, Facebook y Twitter, las cuales siempre han luchado entre ellas para conseguir que este joven emprendedor estuviera en sus filas. La primera oferta que le llegó a Systrom fue por parte de Mark Zuckerberg, compañero de universidad y fundador de Facebook, cuando sólo tenía 24 años. Aún estaba estudiando en Stanford y rechazó la oferta. Prefirió seguir sirviendo cafés en el campus y terminar la carrera de Ingeniería y Ciencias de la Administración que estaba cursando, antes que empezar a desarrollar un interfaz para Facebook. Unos años más tarde, trabajó para Odeo, la empresa que daría origen a Twitter. Allí, conoció a Jack Dorsey, fundador de esta red social, con quien hizo muy buenas migas.
La influencia de su madre es clave para entender el espíritu emprendedor de este joven que nació en Massachusetts en 1983. Ella trabajaba en el sector de la fotografía y fue quien le despertó esta pasión. Además, tenía un gran perfil tecnológico y le inculcó una serie de inquietudes que le llevaron a estudiar en Stanford, donde terminó desarrollando su instinto emprendedor. Antes de empezar su propio proyecto estuvo un par de años en Google. Colaboró en el inicio de proyectos tan importantes como Gmail o Google Readers. Pero allí se aburría haciendo todo el día informes: quería poder aplicar sus propias ideas.
Y con esta aspiración nació Instagram. En realidad fue una casualidad. En un principio la idea de Kevin era crear una aplicación muy parecida a Foursquare, que permitiera compartir la ubicación y tuviera algunas herramientas vinculadas a la fotografía. Como no tenía suficiente dinero para sacarlo adelante fue en búsqueda de inversores. Finalmente, Baseline Ventures y Andressen Horowitz invirtieron 500.000 dólares en la idea. Solo no se veía capaz de hacerlo, por eso buscó un socio. Mike Krieger, un antiguo amigo de la universidad, se convirtió en su mejor compañero.
Al cabo de poco tiempo se dieron cuenta de que lo que querían hacer tenía demasiadas funciones y los usuarios no sabrían utilizarlo. Así, decidieron simplificar el proyecto. Se tomaron unos días de descanso para poder recopilar nuevas ideas. La inspiración llegó de vacaciones, gracias Nicole, la novia de Kevin, quien le preguntó cómo podía hacer para que una foto le quedará igual de bonita que la de un amigo. Systrom lo vio claro. La clave de todo el proyecto estaba en los filtros de las fotos. Ese mismo día se pasó horas investigando hasta que construyó X-Pro II, el primer filtro de la app.
A partir de ese momento todo fue muy rápido. Ocho semanas después, el 6 de octubre de 2010, lanzaban la primera versión de Instagram, donde habían eliminado casi todo de la antigua aplicación, dejando sólo las fotos, los comentarios y los filtros. Con el lanzamiento esperaban ir probando poco a poco cómo funcionaba la nueva herramienta. Kevin fue el primero en publicar una foto, donde se ve un perro y los pies de su novia, otra vez protago- nista de la historia de esta red social.
La sorpresa fue que 24 horas más tarde ya tenían 25.000 usuarios. No estaban preparados para esta afluencia de gente. La aplicación dejó de funcionar y se cayeron los servidores. Adam d’Angelo, ex jefe de tecnología de Facebook, fue quien les ayudó en esos duros momentos. Pero por otro lado, Dorsey hizo que la aplicación creciera rápidamente, utilizándola para subir fotos en su cuenta de Twitter y dándola a conocer. Otra vez, la vida de Systrom se debatía entre las dos grandes aplicaciones que le han marcado: Facebook y Twitter.
Finalmente terminó ganando Facebook. Los fundadores de Instagram vendieron, en 2013, su red social de fotos por mil millones de dólares a Marck Zuckerberg y dejaron a la gente de Twitter con el corazón roto. En los primeros meses de la aplicación la gente de Twitter habían tenido un papel clave. Ade- más, fueron los primeros en mostrar un interés por adquirir la aplicación. Se sintieron traicionados. Incluso vetaron el hecho de poder colgar fotos de Instagram en su aplicación. Dorsey dejó de utilizar la app, cuando lo acostumbraba a hacer a diario.
Según Systrom, se decantaron por Facebook porque les gustó mucho más la idea de trabajo que les propusieron. Además, estos hicieron una oferta que doblaba la de Twitter. Y aunque vendieron la compañía, siguieron vinculados a ella. De hecho Systrom sigue siendo su director ejecutivo.
Instagram siguió creciendo de forma espectacular llegando a tener más 300 millones de usuarios, cinco años después de su creación. Y Facebook hizo un gran negocio comprándolo, puesto que evitó que se convirtiera en su nuevo competidor, o que se hiciera más grande su gran rival: Twitter.