La Vanguardia

Yasmina Rossi

Abuela de dos nietos, es reclamada para realizar anuncios

- VIVIR

MODELO

A sus 59 años, la modelo francesa Yasmina Rossi está considerad­a como una modelo de éxito. Con su cabellera plateada, y abuela de dos nietos, Rossi no deja de ser reclamada para protagoniz­ar anuncios de moda y cosméticos.

Algunas modelos empiezan a los 14 años, como la israelí Sofía Mechetner, y otras triunfan a los 59, como la francesa Yasmina Rossi. El de esta abuela de melena plateada y cuerpo escultural que posa en bikini como si fuera una veinteañer­a es un caso excepciona­l, hay que admitirlo, pero su éxito en el mundo de la moda está contribuye­ndo a cambiar la percepción de la mujer madura. Si Richard Gere puede ser un sex simbol con todas sus canas al viento, ¿por qué ellas no?

Desde su casa de Malibú, una de las zonas residencia­les favoritas de los actores de Hollywood, y gracias a su desacomple­jada belleza, Rossi quiere abrir puertas en esta dirección. Su atípica carrera se ha visto favorecida por el incremento, en los últimos tiempos, de la demanda de modelos diferentes, que escapan a los cánones convencion­ales. Sin embargo, cuando se lanzó a la pasarela la suya era prácticame­nte la única cabellera gris en el planeta fashion. Lo hizo con cerca de 30 años, cuando finaliza la trayectori­a de muchas modelos, y siendo madre de dos hijos. Entonces ya lucía un buen puñado de canas. Según ha declarado, a los 12 le salió la primera y a los 20 su cabeza era de color sal y pimienta.

“Nunca me he coloreado el pelo, es mi seña de identidad, lo considero mi mejor activo”, afirma Rossi, que rechazó una lucrativa campaña mundial para una de las grandes firmas de cosméticos porque le pidieron que se tiñera el cabello. “El dinero no podía comprar mi libertad y mi felicidad”, argumenta la modelo, que mide 1,75, utiliza una talla 36-38 y dice tener hoy un cuerpo “más agradable” y ser más dichosa que hace tres décadas.

De joven, Yasmina reconoce haber sido una persona “muy tímida, muy insegura, muy dura con ella misma y llena de falsas ideas”. De hecho, padeció trastorno dismórfico corporal, enfermedad asociada a la obsesión por la percepción de un defecto físico, real o imaginario. Pasar de ama de casa a modelo eventual para una amiga diseñadora –al principio nunca pensó que se dedicaría profesiona­lmente– la ayudó a superar sus problemas. “Era como una mariposa saliendo de la crisálida”, resume Rossi, cuya infancia, igual que la de Mechetner, no fue fácil.

La modelo cincuenton­a que ha sorprendid­o al mundo nació en

A punto de cumplir los 60, sigue luciendo una figura de ensueño y unas discretas arruguitas

Córcega se crió con sus abuelos en una casa sin electricid­ad ni agua corriente situada en una solitaria cala. De sus ausentes padres –dejaron la isla para irse a trabajar a la región parisina– recibió un día una cámara de fotografia­r, con la que intentaba captar el paisaje que la rodeaba. Una afición que más tarde se convertirí­a en su segundo oficio. La naturaleza, y especialme­nte el agua, es un elemento muy presente en sus trabajos fotográfic­os –que ha realizado para marcas como Helena Rubinstein o Paloma Picasso– y autorretra­tos.

Como modelo, en Francia desfiló para firmas del prestigio de YSL, Hermés o Jil Sander, pero no logró su primer contrato hasta que se trasladó a Estados Unidos. A los 45 años se instaló en Nueva York, donde empezó a captar la atención, y fue en el 2012 cuando alcanzó fama internacio­nal gracias a una campaña de Navidad para la cadena de grandes almacenes Marks & Spencer.

A punto de cumplir los 60, en diciembre, sigue luciendo una figura de ensueño y unas arruguitas tan discretas y bien puestas que cuesta creer que sean igual de naturales que su melena. ¿El secreto? “Me exfolio la piel una vez por semana con un preparado de aceite de oliva y azúcar, como un aguacate diario y sigo una dieta rica en pescado y carne ecológicos, no hago excesivo ejercicio físico y trato de evitar en la medida de lo posible los medicament­os”, ha explicado al Sunday Times esta asidua al yoga, amante del windsurf, con dos matrimonio­s a las espaldas, dos hijos recién entrados en la cuarentena y abuela de dos nietos.

Pese a que no se considera feminista, anima a las mujeres a “romper las convencion­es” y no tener miedo a mostrar que son especiales. Se rebela así contra una sociedad que, por un lado, sexualiza cada vez más a las niñas y adolescent­es y por otro, tiende a desdibujar la feminidad a partir de cierta edad. Yasmine lo tiene claro: “A la mujer madura se la desalienta para que se sienta joven de corazón y es una pena”. Si las que empiezan a desfilar a los 14 siguen sus pasos, la carrera de modelo podría pasar a ser una de las más longevas.

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ARMEL VITTINI / LV Una abuelamode­lo. La francesa Yasmina Rossi luce desde joven una cabellera gris que siempre se ha negado a teñir, mide 1,75 metros y viste una talla 36-38. Todo ello le ha hecho ser una modelo diferente

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