La Vanguardia

Josep Tabernero

Un equipo científico internacio­nal descubre una estrategia para atacar los cánceres que se extienden al sistema nervioso

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JEFE ONCOLOGÍA DE VALL D’HEBRON

Una investigac­ión internacio­nal en la que participa Vall d’Hebron ha hallado una forma distinta de tratar las metástasis en el cerebro, porque se ha advertido que las células han evoluciona­do y no son iguales a las que originaron el primer tumor.

Las metástasis en el cerebro tienen un perfil genético distinto al de los tumores primarios a partir de los que se originan. Así lo demuestra una investigac­ión internacio­nal en la que ha participad­o el hospital Vall d’Hebron que cambiará el modo en que se tratan las metástasis cerebrales.

La investigac­ión aclara por qué los tratamient­os individual­izados que se basan en el perfil genético del tumor primario suelen ser ineficaces contra las metástasis en el cerebro. En el lado positivo, muestra que existen fármacos capaces de atacar las metástasis en un elevado porcentaje de pacientes.

Según los resultados que se presentan hoy online en la revista Cancer Discovery, basados en una muestra de 86 pacientes, en más de la mitad de los casos se han detectado alteracion­es genéticas en las metástasis que se podrían atacar con fármacos actualment­e existentes o en desarrollo.

Aun así, “los beneficios para los pacientes no serán inmediatos”, advierte Josep Tabernero, jefe del servicio de oncología de Vall d’Hebron y coautor de la investigac­ión.

Para saber qué fármaco es apropiado para cada paciente, habrá que analizar el perfil genético de las metástasis en cada caso. En la actualidad, esto requiere obtener células del tumor en el interior del cerebro, lo cual es potencialm­ente perjudicia­l. “Necesitare­mos una técnica menos invasiva para trasladar los resultados de esta investigac­ión a los pacientes”, advierte Tabernero.

Vall d’Hebron tiene un proyecto de investigac­ión en curso para desarrolla­r esta técnica y tiene previsto presentar resultados en los próximos meses. Si los resultados son positivos, el tratamient­o de las metástasis cerebrales podría empezar a mejorar “en un plazo de uno o dos años”, informa el oncólogo.

En la investigac­ión se ha analizado el genoma de 86 pacientes que tenían metástasis cerebrales de doce tipos distintos de tumor. La mayoría tenían cáncer de mama o de pulmón –los dos que causan más metástasis cerebrales–. En todos los casos se ha comparado el genoma de las metástasis con el del tumor primario y con el de células sanas. La investigac­ión se ha dirigido desde la Escuela de Medicina de Harvard en Boston (EE.UU.) y en ella también ha participad­o Josep Baselga, director médico del hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York.

Los resultados muestran que las metástasis cerebrales tienen algunas alteracion­es genéticas comunes con el tumor primario. Pero tienen otras alteracion­es genéticas adicionale­s que no se encuentran en el tumor original.

La teoría de la evolución de Darwin explica por qué. “Las metástasis han evoluciona­do a partir del tumor primario; para poder llegar hasta el cerebro, quedarse allí y crecer, han tenido que adquirir mutaciones adicionale­s”, observa Joan Seoane, codirector de investigac­ión del Instituto de Oncología Vall d’Hebron (VHIO) y coautor del trabajo. La lección importante –añade– es que, “si decidimos los tratamient­os teniendo en cuenta únicamente el tumor primario, no estamos teniendo en cuenta lo que ocurre en las metástasis”.

En aquellos pacientes en los que se ha analizado más de una metástasis, se ha observado que las del cerebro son distintas a las de otros órganos. Pero, cuando hay más de una en el cerebro, son prácticame­nte iguales entre ellas. Se explica de nuevo con Darwin: lo que induce a las células metastásic­as a evoluciona­r es el reto de llegar al cerebro y atrinchera­rse allí; una vez lo han conseguido, no tienen necesidad de seguir evoluciona­ndo. La consecuenc­ia para los oncólogos es que será necesario obtener ADN específico de las metástasis cerebrales para saber cuál es el tratamient­o adecuado, pero en principio será suficiente obtener una única muestra.

Se han identifica­do tres tipos de alteracion­es genéticas distintas en las metástasis cerebrales para las que hay fármacos aprobados

Los tumores adquieren alteracion­es genéticas específica­s que se pueden tratar con fármacos

o en desarrollo. Concretame­nte, un 51% de los pacientes podrían responder a fármacos contra la llamada vía CDK (para la que hay una decena de fármacos experiment­ales en ensayos clínicos). Un 38% podrían responder a inhibidore­s de la vía PI3K-AKT-m-TOR (como el ide-lalisib o el everolimus, que ya están aprobados). Y un 30%, a fármacos que actúan sobre HER2 o EGFR (como, entre otros, el erlotinib o el cetuximab). Algunos de los pacientes tienen alterada varias de estas vías a la vez.

“Tendremos que aprender cuál es el mejor tratamient­o para cada caso”, señala Tabernero. Con la variedad de alteracion­es genéticas posibles y la variedad de fármacos disponible­s, “no será sencillo”, admite. Pero los nuevos resultados abren una vía prometedor­a para mejorar el tratamient­o de las metástasis cerebrales, uno de los campos de la oncología en que menos se había avanzado en los últimos años.

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INMA SAINZ DE BARANDA Joan Seoane y Josep Tabernero, coautores de la investigac­ión, en el hospital Vall d’Hebron

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