Empieza la campaña...
Siento decírselo, pero esto no termina el lunes. Ya sabíamos que una campaña electoral no es el mejor momento para la exhibición de cualidades intelectuales o morales, pero en pocas campañas esto había sido tan visible como en esta. La prepotencia desacomplejada de unos frente al irresponsable despiste de los otros; la negación de las evidencias frente al despliegue amenazador; el esfuerzo por seducir afectivamente frente a los gestos tardíos de banqueros, empresarios o cardenales; etcétera.
De manera que hemos visto a un primer ministro desconocer su Constitución; a un presidente de la Generalitat que no encabeza su lista; a un gobernador de banco central usando la palabra corralito; a economistas profesionales afirmando que la secesión tiene coste cero. Etcétera.
Todo esto se podría aguantar si durase dos semanas, y luego retorno a la realidad. Pero en la política de hoy no hay distinción entre una etapa y otra: la acción política no es gobierno, acción legislativa, aplicación de políticas, sino campaña permanente.
Como podría decir Clausewitz, “la política es la continuación de la campaña por otros medios”. Podríamos sobrevivir a todo ello si durase unos pocos días y hubiese acabado ya. De ese modo, podríamos descansar para reflexionar, hoy domingo a las urnas, y listos.
Pero no será así: el lunes comenzará el segundo acto de esta larga campaña. ¡Ánimo!
Podríamos sobrevivir a todo esto si durase unos pocos días y acabase hoy, pero no será así