Tablero quebrado
Una evidencia: todo puede pasar. Es decir, a punto de conocer los resultados, son más las incertidumbres que las certezas, porque el tablero se ha quebrado y nadie sabe como quedarán las piezas del juego.
Es cierto que los pronósticos auguran una mayoría absoluta del soberanismo, tanto si Junts Pel Sí gana por goleada, como si necesita a la CUP. De manera que la única duda está en cómo se reparte el pastel del proceso, porque parece claro que gana. Aunque no es una duda menor, porque la diferencia entre que la CUP sea decisoria o no lo sea, para aplicar la hoja de ruta, es abismal.
Si en esta orilla, nadie sabe como caerán las piezas, el resto aún se complica más, porque los vasos comunicantes crean sinergias poderosas: la CUP quitando votos a Rabell y viceversa; socialistas vampirizados por Ciutadans; estos vampirizando votos a casi todos; el PSC luchando por sacar la cabeza y un PP tan en los huesos, que se conformará con que la derrota no sea demasiado humillante. ¿Ganará la CUP a Podemos? ¿Quedará Ciutadans segundo? ¿Quedará el PP el último? ¿Se irá Espadaler de vacaciones forzosas? Estamos al final de la carrera y lo excepcional de estas elecciones es justamente esto, que no tenemos respuesta a las preguntas, porque nada es estable. Lo único cierto es que, después del domingo, nada será como era: nuevo juego, nuevo esquema, nuevos equilibrios. De momento, lo de Churchill sobre Rusia, en versión doméstica: “Esto es una adivinanza, envuelta en un misterio, dentro de un enigma”.
Lo único cierto es que, después del domingo, nada será como era: nuevos equilibrios