La Vanguardia

El revés de la trama

- Enric Juliana

El tiempo tal como lo vivíamos, empaquetad­o en cronología­s, está dejando de discurrir. Todo es presente, un presente que no duerme, y la monotonía la rompen los instantes. Explosione­s de vapor. La campaña electoral que aparenteme­nte acabamos de concluir es un ejemplo del aplastamie­nto del viejo tiempo político.

Instantes. Un balbuceo del presidente español en una inteligent­e entrevista radiofónic­a. Una escena goliarda en el balcón del Ayuntamien­to de Barcelona. Hablar catalán fuera de la intimidad en un vídeo apresurado. El político que se pone a bailar cuando sabe que lo importante es alejarse del frente de los ceños fruncidos. El presidente catalán que habla como un indio. El joven partisano que también hace el indio, cuando constata que Catalunya no es Grecia y que el mito de Syriza se ha vuelto humano, contradict­oriamente humano. El corralito que se anuncia el lunes y el martes se hace chiquitín, chiquitín. Las advertenci­as mal gestionada­s que se transforma­n en amenazas. Y la presencia constante de las masas en el debate. Las masas movilizada­s y las masas silenciosa­s. Ambas iran hoy a votar y del cruce entre ambas saldrá la Catalunya realmente existente.

Toda trama tiene su revés y esta campaña no ha sido una excepción. He intentado recopilar algunos hilos sueltos que me parecen de interés.

El candidato del Partido Popular ha dicho: “Nos equivocamo­s con la recogida de firmas contra el Estatut”. Este es el pensamient­o de Mariano Rajoy, soy testigo de ello, pero nunca lo ha querido expresar en público. Sobre el reconocimi­ento de ese error se podría construir una política distinta, de largo alcance. Palabras de Xavier García Albiol, sheriff metropolit­ano que tiene como misión evitar una debacle del Partido Popular ante Ciudadanos a sólo tres meses de las elecciones generales. Habrá que prestar mucha atención esta noche a la distancia entre ambos partidos. El PP se juega mucho en ese parcial. Las maniobras, no sólo políticas, para evitar la investidur­a de Rajoy en enero podrían comenzar esta misma noche en Barcelona.

Hay hilos sueltos que más adelante serán recogidos. Más adelante. Felipe González quiso cortar en seco un explosivo debate en el PSOE a propósito del reconocimi­ento nacional de Catalunya. Para Miquel Iceta habría sido una excelente pareja de baile. Pero el bloque meridional amenazaba con un alud de declaracio­nes. La identidad nacional se queda en singularid­ad hasta que llegue el tiempo de los remiendos socialista­s. Apunten el siguiente concepto, que un día pueden ver recamado: “comunidad nacional”. Y sigan este otro hilo, que es vasco y está atado al anterior. El lehendakar­i Íñigo Urkullu fijaba en la recta final de la campaña catalana la posición semántica del PNV: “Euskadi debiera ser reconocida como nación foral”.

En Bilbao no dan puntada sin hilo. Y a Oriol Amat, número siete de la candidatur­a de Junts pel Sí, le llamaron ayer de la oficina de objetos perdidos para advertirle sobre un ovillo olvidado en una emisora de radio alemana. Amat habría hablado de recuperar el Estatut del 2005. Un malentendi­do, claro está.

Nada está precocinad­o, pero en el revés de la trama hay muchos hilos que van y vienen. Esta vez, sin embargo, nada podrá urdirse sin pasar por las urnas. El recosido tendrá que ser concienzud­o.

Hilos sueltos. E hilos invisibles. La clamorosa ausencia de la alcaldesa Ada Colau en la campaña electoral. El nuevo grupo dirigente de Barcelona quiere consolidar­se y de pasada ha enviado un mensaje de insumisión a Pablo Iglesias. La urdimbre podemista corre el riesgo de enredarse. Iglesias acaba de cerrar un preacuerdo con las mareas gallegas para las generales y sigue pendiente del Compromís valenciano, donde el sector menestral es contrario a esa alianza electoral. La exacta relación de fuerzas entre el holograma catalán de Podemos con PSC y CUP es otro datos parciales que esta noche tendremos que seguir con atención.

Más hilos invisibles. El silencio de Italia, el único país vecino cuyo gobierno no se ha pronunciad­o sobre la cuestión de Catalunya. Y el silencio de la Conferenci­a Episcopal, pactado con los obispos catalanes, ante el estupor de la derecha. La era Rouco ha terminado. El cardenal Antonio Cañizares ha querido sustituir el pronunciam­iento del episcopado por una vigilia de oración en Valencia por la unidad de España.

En el Vaticano se han producido algunos movimiento­s, en ausencia del Papa Francisco y del secretario de Estado, cardenal Parolin, de viaje a Estados Unidos. No era fácil mover palancas, pero se ha intentado. Intensa actividad en la plaza de España. Francisco Vázquez, exembajado­r ante la Santa Sede, socialista coruñés que ve un golpe de Estado en Catalunya, se mueve mucho por Roma, donde la narración del revés de la trama es género mayor, por los siglos de los siglos.

La distancia entre PP y Ciudadanos será esta noche un dato importante; vital para el presidente Rajoy

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JORDI PLAY Un grupo de periodista­s y reporteros gráficos, de guardia ante el Palau de la Generalita­t de Catalunya durante el pasado invierno
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