Aplacando el sida
WILLIAM E. PAUL (1936-2015) Inmunólogo estadounidense
Hay trabajos que te caen del cielo y a los que no puedes renunciar. Le ocurrió a William Paul, fallecido el 18 de septiembre en Manhattan a los 79 años, cuando le ofrecieron dirigir el Departamento de Investigación del Sida de Estados Unidos tras una grave enfermedad del principal candidato al puesto. Eran los noventa y el virus del VIH estaba causando estragos y pánico en la población, además de frustración entre los científicos. El papel de Paul, que trabajaba en otro departamento del Instituto Nacional de Salud, fue clave para cambiar el enfoque de los especialistas y tomar un nuevo camino para atacar el virus. En 1993 apostó por la investigación preventiva y pidió más recur- sos a la administración Clinton, a quién logró convencer en persona de que era necesario buscar una vacuna efectiva. “Su trabajo guió la aparición de una terapia antirretroviral muy activa que está siendo utilizada hoy por más de 15 millones de personas de todo el mundo, y que es la responsable de millones de vidas salvadas y millones de infecciones prevenidas”, según Mark Harrington, director del Treatment Action Group, un
especializado en el tema Nacido en Brooklyn, heredó de la familia materna su pasión por la ciencia. Su padre, un inmigrante ucraniano, tenía un taller mecánico. Graduado en Ciencia por la State University de Nueva York, se especializó en inmunología tras leer los ensayos de Michael Heidelberger, uno de los padres de la especialidad. Formó parte del Departamento de Salud Pública antes de ser nombrado ayudante del Dr. Baruj Bencerraf, premio Nobel por sus investigaciones sobre el sistema inmunitario. Además de establecer el Vaccine Research Center, clave en las investigaciones sobre el VIH, fue presidente de la Asociación Americana de Inmunología.
En 1993 apostó por una vacuna efectiva y convenció a Clinton de que aportara recursos para la investigación