Enemigos íntimos en Riazor
Sergio González y Víctor se enfrentan en el escenario que los encumbró como jugadores
La última vez que Sergio González y Víctor Sánchez del Amo jugaron juntos para cerrar el ciclo glorioso del Deportivo casi dejan al Espanyol en Segunda. El club gallego visitaba Montjuïc y un gol de Tristán en el minuto 89 daba la victoria a los coruñeses y dejaba a los blanquiazules en el alambre a falta de dos jornadas de aquella temporada 2005-2006. Al equipo de Lotina le quedaba una visita al Camp Nou que se saldó con una esperada derrota y una visita de la Real Sociedad a vida o muerte que desde entonces forma parte de la historia heroica del españolismo.
Homenajes y conmemoraciones del centenariazo deportivista aparte, Sergio y Víctor no habían vuelto a cruzarse sobre un terreno de juego hasta hoy. Sus caminos se vuelven a cruzar en Riazor, aunque esta vez como técnicos y en banquillos confrontados. Se conocen bien y se guardan un prudente respeto. “Me alegro mucho de que el Depor haya apostado por Víctor, tenemos muy buena relación. El año pasado tuvo que salvar la papeleta y me alegro de que le vaya bien, pero mañana quiero ganar”, declaraba ayer el técnico españolista antes de viajar a A Coruña.
Cada uno ha tratado de trasladar a la pizarra el estilo de juego que más sintió sobre el césped. Físico y disciplinado en el caso del técnico madrileño; combinativo y desenfadado, en el del catalán. “Víctor ha conseguido hacer un equipo que ha dado un gran nivel, muy equilibrado, que tiene muy claro qué debe hacer en todas las líneas –analizó ayer el míster españolista–. Ellos tienen la pelota atrás, tienen paciencia, no salen a buscarte, esperan que tú vayas para buscar huecos. Pero si atacan con tantos hombres a lo mejor es la ocasión de pillarlos a la contra. En el equilibrio de entre ir a por ellos y esperarlos está la clave”. “Sergio ha creado un bloque muy ordenado, sabe cómo jugar, no comete errores y aprovecha muy bien los del rival –replicó el técnico deportivista–. Es solidario y tiene desequilibrio y desborde. Sergio y yo hemos sido compañeros y compartimos experiencias muy importantes. Me alegro por él, pero mañana nos va a poner las cosas muy difíciles”.
Con las bajas de Arbilla, con problemas físicos, y de Raíllo y Salva Sevilla por decisión técnica, el técnico españolista volverá a realizar cambios en un once que se parecerá más al que supo sufrir y no se rindió nunca en Anoeta para culminar la remontada que al que se exhibió en Cornellà ante el Valencia.
El objetivo no es otro que volver a ganar para encadenar tres victorias, algo que el Espanyol no consigue desde la época de Javier Aguirre. “Eso sería la guinda del pastel, por qué ganar no una tercera vez –reconoció Sergio–. Sería algo extraordinario”. No tanto, sin embargo, como aquel recordado fin de temporada.
CONFIANZA ESPAÑOLISTA “Por qué no vamos a ganar una tercera vez. Sería extraordinario, la guinda del pastel”