¿A las puertas del pinchazo?
Desde el mes de junio, en que marcó techo, el Nasdaq Biotech ha caído un 22%
En lo que llevamos de año, los títulos de Exelixis, firma biotecnológica de San Francisco que elabora moléculas para combatir el cáncer, se han elevado un 325%. Los de Anacor Pharmaceuticals, un 295%. Y los de Sarepta Therapeutics, un 161%. Estos registros constituyen la línea argumental que en las últimas semanas mantiene a flote el Nasdaq Biotech, el gran índice biotecnológico estadounidense, uno de los que mejor aguantan el envite bajista de los últimos dos meses: en lo que llevamos de año, el selectivo acumula un ascenso del 2,8%.
Sin embargo, los números de esas biotecnológicas son excepcionales. Y de alguna manera, insostenibles en el tiempo. Nutren los augures de los que interpretan que el sector biotec está ya en una burbuja financiera, a la manera de los tulipanes, las puntocom y las subprime, y que todo ello puede desembocar en un inminente colapso: desde enero del 2003, el Nasdaq Biotech ha aumentado un 565%. Visto desde esa perspectiva, pueden entenderse las cautelas de los inversores.
La reforma de Hillary Clinton ha marcado un punto de inflexión en esos ascensos y ha acentuado el frenazo. Desde el pasado mes de junio el Nasdaq Biotec ha caído un 22%.
La mayoría de firmas biotecnológicas del Nasdaq han cerrado la semana en pérdidas, lastradas por los planes de Clinton (el índice ha cedido el 4,1% entre el lunes y el viernes). En algunos casos, los descensos han sido notables. Gilead se ha dejado el 5,5%. Celgene, el 7,4%. Biogen, el 7,5%...
El giro es importante si se atiende a su comportamiento en los meses previos. Hasta la fecha, la mayoría de firmas biotecnológicas avanzaban con buen paso en el cálculo anual.
“Todas las empresas, sobre todo las que experimentaban con cambios genéticos, habían sido potenciadas por la regulación de los respectivos estados a principios de los años 2.000”, dice Javier Santacruz, profesor del Departamento de Investigación del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). “Todas crecieron al amparo de los impulsos regulatorios”.
El índice del sector acumula una subida del 565% desde enero del 2003, con los primeros incentivos fiscales
El proceso se había acentuado especialmente entre el 2003 y el 2004, cuando el gobierno federal aprobó un abanico de leyes diseñadas para favorecer el sistema de patentes y fomentar considerables privilegios fiscales, un proceso que también se ha vivido en la UE, aunque a menor escala. “Sin embargo, yo no me atrevería a hablar de burbuja –afirma Santacruz–, porque su crecimiento en bolsa ha coincidido con su crecimiento en beneficios. Más bien, ha sido un movimiento muy acelerado que se ha prolongado durante mucho tiempo. Y ahora, el mismo agente que ha alimentado ese proceso ha decidido frenarlo”.
“La decisión de Hillary Clinton afectará a las farmacéuticas y a sus proveedores, las compañías biotecnológicas”, dice Xavier Brun, gestor de fondos de Solventis. “Todas estas compañías ganarán mucho menos, y por ese motivo sus cotizaciones podrían desplomarse...”.
“¿Por que está ocurriendo todo esto?”, se pregunta Santacruz. Como respuesta, ofrece diversos argumentos. “Uno de los principales clientes de la industria biotec es el ejército: aquí entra en juego la tecnología militar. Por ese motivo, se trata de una industria cercana a los gobiernos federales. Sin embargo, el sector militar no cuenta con el apoyo social. Y lo mismo ocurre en el ámbito de la transformación química de los productos orgánicos (los transgénicos), o en aquellos casos en que se genera algún impacto medioambiental: las compañías que intervienen en esos procesos tienen muy mala prensa”.