Comprar la medicina o pagar el alquiler
“Nadie tendría que elegir entre pagar la medicina que necesita o el alquiler”, señaló rotundamente Hillary Clinton para justificar su plan de limitar los precios de los medicamentos. Una situación frecuente en Estados Unidos, donde millones de personas no tienen seguro médico y los programas públicos como Medicare no cubren todo el coste de las medicinas. En Europa el problema es distinto: los sistemas nacionales de salud, que deberían pagar el fármaco, no lo financian, como han descubierto con amargura miles de pacientes de hepatitis C, que no pueden conseguir que su médico les recete Sovaldi, el nuevo fármaco desarrollado por Gilead, porque le cuesta a la Seguridad Social más de 20.000 euros por tratamiento. Si tienen dinero, sin embargo, pueden comprarlo en cualquier centro privado porque está autorizada su venta en España. “Cada vez serán más frecuentes estas situaciones porque los sistemas sanitarios públicos no van a poder financiar el coste de los nuevos medicamentos: empiezan a multiplicarse los tratamientos para enfermedades vitales que cuestan miles de euros por paciente”, señala Sergi Trilla. A su juicio, los sistemas sanitarios públicos dejarán de financiarlos, como está haciendo Francia, que no ha aprobado Sovaldi, o bien impondrán a los pacientes elevados copagos, de hasta el 50% del coste inicial.