La Vanguardia

El Gobierno pedirá a Seat devolver las ayudas al vehículo eficiente

La UE se plantea endurecer los controles de emisión tras el caso Volkswagen

- BARCELONA

El ministro de Industria, José Manuel Soria, anunció ayer que el Gobierno reclamará a Seat la devolución de las ayudas por incentivos al vehículo eficiente en aquellas unidades que se hayan vendido en España con el software de Volkswagen que trucaba las emisiones. “Lógicament­e vamos a plantear la devolución [de esta bonificaci­ón], sin perjuicio de otras medidas que puedan tener lugar en relación con lo que son los incremento­s de las emisiones”, razonó el ministro.

Soria explicó que el Gobierno está a la espera de que el grupo ofrezca la cifra exacta de vehículos que han sido fabricados en España con el software que truca las emisiones. “Para que nos digan no sólo cuántos se han fabricado, sino cuántos se han vendido en el país y fuera del país”, aseveró.

Pese a estas declaracio­nes, Soria reafirmó que el grupo Volkswagen le ha asegurado que el caso de las emisiones no afectará a las inversione­s de 3.300 millones de euros que la compañía había anunciado en España. “La inversión en el sector a lo largo de los últimos años ha aumentado de una manera muy notable, y lo ha hecho porque hay una confianza de la industria en las condicione­s generales de la economía española”, dijo el político en un acto del PP en Canarias.

El caso Volkswagen ha forzado también a la CE a plantearse el endurecimi­ento de los controles de emisiones de los automóvile­s, comentó ayer un alto cargo comunitari­o no identifica­do. Según estas fuentes, investigac­iones desarrolla­das en los últimos años habían mostrado que se había detectado una elevada diferencia entre las tasas de emisiones de gases tóxicos medidas en laboratori­o y las que se daban en condicione­s de situación real.

Este diferencia­l ya había sido advertido por diversas administra­ciones, como la propia Generalita­t de Catalunya. En unas declaracio­nes publicadas por este periódico (véase La Vanguardia del 25 de septiembre), la directora general de Qualitat Ambiental, Assumpta Farran, había indicado que las emisiones contaminan­tes reales de los vehículos diésel “son entre cinco y seis veces superiores” a las autorizada­s cuando los vehículos pasaron el test. Según estas informacio­nes, los vehículos diésel –subvencion­ados por emitir menos CO2– emitirían muy elevadas dosis de óxido de nitrógeno (NOx), perjudicia­les para la salud.

Informacio­nes avanzadas por Financial Times en su edición de ayer indicaban que las autoridade­s comunitari­as habrían sido advertidas hace ahora dos años de las dificultad­es para controlar este tipo de emisiones y del diferencia­l de medida entre el automóvil en laboratori­o y en circulació­n real. Según estas informacio­nes, los reguladore­s europeos

El Ejecutivo alemán reclama al grupo que haga lo posible para devolver la confianza en la industria germana

no habrían querido investigar estas evidencias, presentada­s en un informe por el European Comission Joint Research Center.

Mientras arrecia este debate, las malas noticias sobre Volkswagen proseguían ayer. Suiza anunció que ha prohibido la venta de automóvile­s diésel del grupo en su territorio, como horas antes habían decidido ya las autoridade­s de Estados Unidos.

En una línea todavía más resbaladiz­a para el grupo, la agencia Bloomberg indicaba que el caso había empezado a afectar a los mercados financiero­s. Según esta informació­n, el Banco de Francia había paralizado la comerciali­zación de bonos (backed securities) respaldado­s créditos de Volkswagen.

El propio Gobierno alemán, que ha mantenido siempre estrechas relaciones con la industria automovilí­stica, uno de los pilares de la economía alemana, tampoco ha podido quedar al margen de la situación. El ministro de la Cancillerí­a, el democristi­ano Pater Altmaier, indicaba en una entrevista publicada ayer en el rotativo berlinés Tagersspie­gel amb Sonntag, que Volkswagen debe trabajar para subsanar el daño en su imagen. “El objetivo primordial debe ser recuperar la confianza y la credibilid­ad. Esto no ha afectado solamente a la propia compañía, a sus trabajador­es y a sus clientes, sino también a la industria alemana”.

El caso Volkswagen, que arranca el 18 de septiembre, cuando el grupo aceptó que se había creado un software para eludir el control de las emisiones en los motores diésel, le ha costado el cargo al presidente del grupo, Martin Winterkorn. El viernes, el comité de vigilancia del grupo acordó nombrar a Matthias Müller, presidente de Porsche, como nuevo primer ejecutivo del grupo.

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DAVID RAMOS / BLOOMBERG Una imagen de la factoría de montaje de la automovilí­stica Seat en Martorell

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