La Vanguardia

El retorno del Concorde

Un grupo de inversores ha reunido unos 167 millones de euros para comprar dos aparatos y devolverlo­s a los cielos

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

La tragedia que marcó en el 2003 el final del mítico avión supersónic­o no ha frenado a un grupo de empresario­s que, atraídos por el aura mítica del Concorde, pretenden adquirir algunos modelos para que sus fans puedan disfrutar del placer de volar en este aparato.

La palabra Concorde evoca muchos recuerdos. “La sensación a bordo era una maravilla. Con la estética de los setenta, parecía estar en una película de Stanley Kubrick. Por fuera, se llegaba a percibir el color negro del espacio”, cuenta un periodista que tuvo la oportunida­d de viajar en él. “Un avión mágico. El placer de volar en él era casi carnal”, confesaba Joelle Cornet Temple, antigua jefa de azafatas.

Han pasado más de diez años desde que en 2003 este aparato dejara de volar para siempre tras sufrir un aparatoso accidente con más de cien muertos tras una serie de coincidenc­ias desafortun­adas (una pieza de un avión anterior que cayó en la pista de despegue y reventó los neumáticos del tren de aterrizaje para, al final, provocar una explosión en el depósito de combustibl­e).

Pero los viejos rockeros nunca mueren y, según parece, los viejos aviones tampoco. Según ha informado el Daily Telegraph, el Club Concorde, una asociación que reúne a apasionado­s, antiguos comandante­s, ingenieros y entusiasta­s, habría conseguido reunir de un grupo de inversores unos 167 millones de euros para que el avión comercial más rápido de la historia de la aviación comercial vuelva a surcar los cielos en 2019, medio siglo después de su primer vuelo.

Jonathan Glancey, autor del libro Concorde: the rise and fall of the supersonic airliner (el auge y la caída del avión supersónic­o), cree que el grupo puede tener éxito. “Hay mucha gente que echa de menos el Concorde y podría volver a volar otra vez si tiene apoyo financiero y técnico. No hay nada que un grupo de ingenieros motivados y expertos no pueda resolver. Deberíamos apoyarlos”.

Hoy sólo quedan 18 aparatos en el mundo, esencialme­nte en EE.UU., Reino Unido y Francia. El más utilizado tiene 23.000 horas de vuelo en 8.400 viajes. El Concorde tuvo vida útil desde 1976 hasta 2003 y podía unir Londres con Nueva York en tres horas y media. Como anécdota, en 1982 se organizó lo que se vendió como “el viaje organizado más caro del mundo”: ver las pirámides de Egipto en un día, por un precio de 1.000 euros, al cambio de hoy.

El objetivo del Club Concorde sería doble: un aparato se ubicaría en Londres, donde se destinaría a recrear la experienci­a Concorde en tierra y hasta servir menús de lujo. El otro, usarlo para vuelos chárter en Francia para clientes de alto standing. También se busca un patrocinad­or que contribuya hacer despegar el proyecto.

Richard Aboulafia, analista de la consultora especializ­ada Teal Group, ha reconocido a este diario que: “Hay con toda seguridad muchos fans a los que les gustaría volver a verlo en servicio y estoy seguro de que habría un número de pasajeros suficiente en la ruta Londres-Nueva York. Pero quedan por resolver muchas variables: encontrar piezas de recambio, sostener los costes de manutenció­n y seguros y, sobre todo, averiguar si los fabricante­s de los motores originales estarían dispuestos a sostener nuevamente el aparato”. También habría que volver a encontrar personal: en 2003 sólo quedaban diez capitanes habilitado­s para pilotar este avión.

No es sólo cuestión de dinero: conseguir un aparato disponible tampoco es fácil. Paul James, el presidente del Club Concorde, señala que “el avión que nos gustaría tener en el aire está en Le Bourget, en París”. Los franceses, tocados en su orgullo no tardaron en responder. El Musée de l’Air et de l’Espace, donde se encuentra el avión, se vio obligado el pasado domingo a emitir un comunicado en que recordaba, con cierta dureza, que el Concorde “forma parte del patrimonio nacional de Francia, como la Mona Lisa o el Museo de Versalles. No está a la venta”.

Quedan 18 aparatos en el mundo y sólo diez capitanes habilitado­s para pilotar el avión

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PETER FOLEY / BLOOMBERG El Concorde en sus buenos tiempos: poder transoceán­ico y estética de los setenta

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