La Vanguardia

Un refugiado estrella del cine

El niño afgano protagonis­ta del filme ‘Cometas en el cielo’ ha sido acogido en Suecia por una familia

- GLORIA MORENO

Ahmad Khan Mahmudzada tenía sólo diez años cuando saltó a la fama por su actuación en Cometas en el cielo. La película, producida en Estados Unidos en el 2007, obtuvo una nominación a los Oscar, dos a los Globos de Oro y el propio Ahmad fue galardonad­o como Mejor Niño Actor por los premios de la Crítica Cinematogr­áfica. El éxito cosechado, sin embargo, se convirtió en su peor pesadilla después de que las autoridade­s afganas prohibiera­n el filme en su país. Tras ser agredido y recibir amenazas de muerte, intentó huir en varias ocasiones y ahora vive como refugiado en Suecia, donde ha sido acogido por una familia.

La causa de su persecució­n es la escena de la película en la que Hasan, el niño de etnia hazara que encarna, es violado por un chico pastún mayor que él. Su familia aseguró que había llegado a un acuerdo con la productora, Dreamworks, para que esa escena fuera eliminada. Pero la compañía decidió incluirla en la versión final.

Basada en la novela homónima del célebre escritor Khaled Hosseini, la película repasa la historia de Afganistán a lo largo de tres décadas, desde los años previos a la invasión soviética hasta el ascenso de los talibanes.

Mientras la crítica cinematogr­áfica aclamaba el trabajo de Ahmad en la película, con The New York Times asegurando que constituía una de “las mejores actuacione­s infantiles”, el niño y su familia corrían serio peligro. La productora se ofreció a conseguirl­es refugio en un país de acoa gida y Ahmad y su padre fueron trasladado­s a Dubái. Pero al cabo de dos años decidieron volver a su país, ante la imposibili­dad de que sus cuatro hermanos y su madre pudieran obtener asilo.

Confiaban en que el tiempo habría calmado los ánimos. Pero no fue así. Muchos creían que la escena de la violación había sido real y no una simple actuación. Y tampoco gustaba el juego de estereotip­os que ofrecía la película, con el violador representa­ndo a los pastún, la etnia dominante y a la que pertenece la mayoría de los talibanes, y la víctima representa­ndo a los hazara, un pueblo que a menudo ha sido esclavizad­o y ultrajado. Los unos considerab­an que la película los retrataba demasiado viles y los otros la acusaban de dar una imagen demasiado débil de ellos.

Tras vivir escondido en su propio país, la familia acabó pagando unos traficante­s para que sacaran a Ahmad de allí. El niño inició entonces una larga y dura travesía, en la que sorteó clandestin­amente varias fronteras. Cruzó Rusia, Bielorusia, Lituania, Polonia, Alemania, Dinamarca, y de allí a Suecia. Pasó días sin comer, tiritó de frío mientras atravesaba ríos helados. Pero finalmente, y tras recorrer más de 6.500 kilómetros en precarias condicione­s, alcanzó su destino.

Suecia lleva años aplicando una de las políticas de acogida más generosas

Ahman fue amenazado y agredido y su familia pagó a unos traficante­s para que le sacaran de Afganistán

del mundo y es uno de los miembros de la UE al que llegan más menores no acompañado­s. Ahmad, que ahora tiene 17 años, llegó hace tres años y después de pasar algunos meses en centros de acogida ahora vive con una familia en la pequeña localidad de Borlänge. Va a la escuela, donde perfeccion­a cada vez más el sueco, y juega en un equipo de fútbol local.

Entrevista­do hace unos meses por el diario sueco Aftonblade­t, Ahmad explicaba que su familia de acogida no sabía quién era cuando le recibieron. Se enteraron al cabo de varias semanas, después de que un director de documental­es le llamara interesánd­ose por su historia. “Mi familia de aquí se sorprendió. Pero, de hecho, habían visto la película”.

El cine sigue siendo uno de sus principale­s intereses. En Afganistán, explica, “no podía estar contento por mi actuación en Cometas en el cielo, pero ahora que estoy aquí en Suecia mi sueño es volver a hacer películas”.

Hace un tiempo, Ahmad logró traer a Suecia a su hermano Amir, de 15 años, que ahora vive con él, con la misma familia. Los dos hablan cada semana con sus padres, que también tuvieron que mudarse y ahora viven en Pakistán junto con sus otros tres hijos. Ahmad y Amir esperan poder volver a verlos pronto.

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MUSADEQ SADEQ / AP Ahmad Khan Mahmudzada, durante una entrevista en Kabul en septiembre del 2007, poco después de protagoniz­ar la película

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