La Vanguardia

Gana la ilusión

- Francesc-Marc Álvaro

El soberanism­o, con su mensaje de ilusión, ha ganado unas elecciones claramente plebiscita­rias, que han perdido de manera estrepitos­a el PP y el Gobierno Rajoy. Los soberanist­as gobernarán Catalunya y han obtenido un mandato democrátic­o claro para abrir la puerta a la independen­cia. Junts pel Sí es la formación mayoritari­a del Parlament, a gran distancia del segundo grupo, Ciutadans, que capitaliza el no y liderará la oposición. La suma de Junts pel Sí y la CUP –que ha crecido de manera espectacul­ar– permite que el proceso de desconexió­n no se detenga, pero la redistribu­ción de fuerzas en el interior del bloque soberanist­a genera algunas incógnitas.

Los votantes soberanist­as han dado más peso al partido de izquierda alternativ­a favorable a la independen­cia desde postulados rupturista­s, mientras que la lista transversa­l encabezada por Romeva no alcanza la mayoría absoluta a pesar de conseguir un magnífico resultado. La CUP obtiene los frutos de su apuesta más allá del mundo municipal. Parece que los diputados encabezado­s por Baños serán imprescind­ibles para investir al futuro presidente de la Generalita­t, para dar mayoría parlamenta­ria al nuevo Govern y para asegurar la gobernabil­idad. Junts pel Sí y CUP comparten el objetivo de la independen­cia pero divergen en la manera de desplegar la desconexió­n y en varios asuntos que pasan por el eje izquierda-derecha y nueva-vieja política. El diálogo entre soberanist­as centrales y alternativ­os entra en una fase nueva, en la que no será ajena la presencia de los diputados liderados por Rabell, entre los cuales puede haber independen­tistas. ¿Qué pondrán los cupaires sobre la mesa para negociar con Romeva, Mas y Junqueras?

La desaparici­ón de Unió de la Cámara catalana evidencia que todo el catalanism­o se ha hecho soberanist­a y que la campaña de Espadaler ha sido inflada, errónea y poco creíble, sobre todo a la hora de atacar a Mas. Esperar terceras vías singulares y predicar paciencia infinita no tiene mucho público. Por otra parte, la renuncia explícita que el PSC ha hecho del derecho a decidir certifica esta mutación histórica del catalanism­o, una apuesta que no le ha evitado la caída pero Miquel Iceta se beneficia del fracaso del artefacto electoral creado por ICV y Podemos.

Si se tiene en cuenta que CDC y Unió concurrier­on federadas en 2012, no se puede decir que el resultado de Junts pel Sí represente un retroceso con respecto a los escaños sumados entonces por CiU y ERC. Ahora bien, hay que admitir que el soberanism­o podría complicars­e a sí mismo el camino al dar más influencia y protagonis­mo a su variante anticapita­lista y asambleari­a.

¿Qué pondrán los cupaires sobre la mesa para negociar con Romeva, Mas y Junqueras?

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