Esperando a Iceta
Llego a la sede del PSC sobre las 19.45 h. Me pierdo por pocos minutos la llegada del candidato Iceta, cuyo vehículo entra en el garaje con música de Queen a buen volumen. Esto va a ser una fiesta, me digo. Pero arriba, en la tercera planta, el ambiente es otro: muchos periodistas y pocos militantes. Un par de informadoras lucen minifaldas y escotes de vértigo, idóneos para Sálvame. Por lo demás, poco color. El espectáculo está en la pantalla de televisor, sintonizado con TV3 y su vistosa cobertura de la noche electoral. Las luces láser barren la fachada del Parlament, convertido en un fondo de guerra de las galaxias. Dentro se ha montado un plató, entre claroscuros, con unos movimientos de cámara dignos de los Juegos Olímpicos.
A las 20 h se hace pública la encuesta a pie de urna, que da a las fuerzas independentistas –Junts Pel Sí más CUP– el 49’8% de los votos. (Al final serán dos puntos menos). En la sede del PSC la noticia no causa gran sensación. Sí la causa, por el contrario, el anuncio de que han llegado los bocadillos con los que la tropa periodística debe amenizar la espera hasta la aparición final de Iceta.
A las 20.10 sale Assumpta Escarp para valorar la encuesta y se sitúa tras el atril. Allí permanece muda tres minutos, porque la megafonía no funciona. Solventada la avería, se felicita porque el PSC mantiene la tercera posición, a pesar de los daños estructurales sufridos con la fuga de sus figuras independentistas. Y hace un canto al diálogo, la negociación y el pacto. Tibios aplausos coronan su intervención, a la que han asistido algunos históricos, como Josep Maria Sala o Anna Balletbó. Todos ellos se retiran con Escarp. Luego, de nuevo, la calma. Mientras, en la tele vemos a los de Junts Pel Sí festejando nada menos que en el Born, la llamada zona cero catalana. Y más barridos de láser en el Parlament.
No puede decirse que la aparición, al poco, del expresidente Montilla anime el patio. Rodeado de cámaras, da una vuelta a la sala y con voz casi inaudible indica que el PSC no ha encargado una encuesta propia por falta de recursos. En ese momento valle, la sección internacional del PSC acude al rescate. El pakistaní Abdul Razzaq, 23 de la lista socialista, y otros militantes peruanos, ecuatorianos y dominicanos despliegan una pancarta del PSC, y empiezan a cantar “Visca, visca, visca, Catalunya socialista”.
A las 22.37 h aparece por fin Iceta. Dieciséis escaños son los que tiene ahora y dieciséis eran los que, en petit comité, consideraba días atrás un buen resultado. “En verano, se dijo que estábamos en situación terminal, nos auguraron 8 o 9 escaños”, dice. Iceta no canta ni baila, como en campaña. Esto no es una fiesta. Pero está lejos de ser un funeral.
Pakistaníes, peruanos, dominicanos y ecuatorianos cantaron “Visca, visca, visca, Catalunya socialista”