Sánchez ofrece reconstruir la unidad de Catalunya
El líder del PSOE se ve recompensado ante las generales
Pedro Sánchez no es que se haya mojado por el PSC, como celebró Jaume Collboni en el baile de cierre de campaña de Miquel Iceta, sino que se ha calado literalmente hasta los huesos. Al contrario que en las elecciones andaluzas, donde Susana Díaz rechazó interferencias, Sánchez se volcó en la campaña catalana, con una presencia intensiva para despertar el tradicional voto socialista del cinturón rojo de Barcelona.
En menos de tres meses, el líder del PSOE se juega su propio pellejo político al todo o nada, en las elecciones generales, y su estrategia necesitaba inexorablemente que el PSC aguantara el tirón el 27-S y salvara los muebles y, en clave interna, que Iceta mantuviera el cetro de primer secretario e incluso quedara reforzado.
Así que Sánchez acudió ayer a Ferraz, aún antes de que se cerraran los colegios electorales, y siguió el escrutinio rodeado de su equipo y mordiéndose las uñas.
Pese a que algunos cuadros socialistas se habían puesto la venda mucho antes que la herida, temiendo una hecatombe, en la dirección del PSOE hacía tiempo que aseguraban que el resultado del PSC no sería tan malo como pronosticaban los sondeos antes del verano y que, finalmente, podrían ser la tercera fuerza política de Catalunya, por detrás de Junts pel Sí yC’s y, sobre todo, por delante de la amenaza de Podemos.
Esgrimían para ello el resultado de las elecciones municipales de mayo, donde –pese al descalabro en Barcelona– el PSC mantuvo el segundo puesto en el conjunto de Catalunya rompiendo el pronóstico que auguraba todos los males del infierno. No obstante, en Ferraz cruzaron los dedos a la espera de que el escrutinio fuera aclarando el panorama.
Y Sánchez empezó a ver recompensado su esfuerzo durante la campaña: con más del 30% del escrutinio, el PSC mantenía 18 escaños, perdiendo sólo dos respecto al 2012, lo que podría calificarse de hazaña histórica en pleno tsunami soberanista. Justo antes de las 22 h, no obstante, bajó a 17 escaños. Pero así siguió con el 52% del escrutinio, y con el 63%. Aunque, por fin, se quedó con 16 escaños. Pero muchos ya celebraron que a Iceta había que ponerle un monumento en Ferraz... y una pista de baile.
Al filo de las once de la noche, Sánchez compareció en Ferraz, impecablemente trajeado ante las banderas catalana, española y europea. “Me comprometo a reconstruir la unidad de Catalunya desde el Gobierno de España”, proclamó. A su juicio, Catalunya ha dicho no a la independencia y sí a las reformas: “Perdieron los que dijeron que estas elecciones eran un plebiscito y tienen que asumir sus responsabilidades”.