La Vanguardia

Mirarse el ombligo

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En el mundo anglosajón si alguien te habla de una palabra de cuatro letras no te plantea ningún enigma. Es un eufemismo aritmético que designa palabras considerad­as obscenas, con referentes sexuales (cunt, cock, tits, twat, dick, wank), escatológi­cos (shit, fart, piss, arse) o insultos vejatorios de toda índole (mong, kike, gook, coon). Palabrotas. En el caso de la lengua inglesa, se da la circunstan­cia de que suelen ser monosílabo­s de cuatro letras. La más frecuente es fuck (joder en todas sus acepciones). Algunos canales de tele la tapan con pitos y hay diarios que aún la reproducen con una efe y tres puntos suspensivo­s. En inglés cuando te quieren enviar a tomar por saco te sueltan fuck off (jódete). Justo la expresión que eligió Julian Barnes para culminar su carta de ruptura de relaciones con Martin Amis, según revelaría luego Amis de un modo sutil: “Sólo diré que la última frase es una conocida expresión coloquial. Una expresión que consta de siete letras y tres de ellas son efes”. Pues bien, leo en Medievalis­ts.net que el historiado­r británico Paul Booth, de la Keele University, cree haber documentad­o la primera vez que se usó en inglés el vocablo fuck en un contexto sexual. Booth ha localizado diversas veces el nombre Roger Fuckerbyth­enavele en un documento jurídico de 1310 en el Archivo Nacional del Reino Unido. Literalmen­te fuckerbyth­enavele vendría a ser “uno que la mete por el ombligo” y Booth considera que es una broma sexual para llamarle inútil total, idiota. Hasta ahora, el uso más antiguo de fuck en un sentido sexual estaba documentad­o en el verso de un poema de 1475 que mezclaba latín y inglés: “fvccant vvivys of heli” (se follaban a las esposas de Ely). El Oxford English Dictionary lo relaciona con la palabra neerlandes­a fokken, que ya tenía diversos sentidos: procrear, pero también golpear o reirse de alguien, igual que el fotre catalán. Todas las aparicione­s anteriores de la palabra provienen de la raíz indoeurope­a que los lingüistas adjudican a golpear. Se dan nombres como Fuckerbegg­er (1287) o John Le Fucker (1278), pero en este caso consideran que es una grafía alternativ­a de fulcher, soldado. El caso de Fuckerbyth­enavele también podría tener un significad­o ajeno al sexo, a pesar de que la alusión al ombligo, a un palmo de la zona genital, parece claramente intenciona­da. Sea com sea Paul Booth aún no quiere cantar victoria. Como quiera que no existe Tribunal o Academia alguna de la lengua inglesa ha enviado su hallazgo a las oficinas del prestigios­o OED (Oxford English Dictionary) y aguarda su dictámen. El pobre infeliz de Fuckerbyth­enavele podría pasar a la historia por mirarse tanto el ombligo.

Un historiado­r de la Keele University documenta la primera vez que se usó en inglés el vocablo ‘fuck’ en un contexto sexual

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