Anatomía del mal
Los participantes en los encuentros de Formentor eligen el libro más malvado de la literatura universal
Veintitrés escritores se han reunido en un paraíso, Formentor, para hablar del mal. La elección de un título era difícil porque a la literatura le atrae el mal, el infierno y no un cielo lleno de beatos. “En el interior de cada uno de nosotros hay una ventana que da al infierno y de lo que se trata es de hacer lo posible para no acercarnos a ella”, dijo Sònia Hernández, citando a Emmanuel Carrère, el autor de El adversario. ¿Cuáles son las nuevas formas del mal, el mal contemporáneo? El mexicano Pablo Raphael lo ilustró con Los náufragos del Batavia, de Simon Leys, en el que un capitán abandona el barco naufragado y a sus 250 pasajeros, para enlazar la metáfora con el México dominado por el narcotráfico. El mal por omisión. Ante la ausencia del padre, de la ley, de la autoridad legal, ante ese vacío y esa ruptura del pacto social, el monopolio de la violencia lo ocupa el mal, el narcotráfico como movimiento social no virtuoso que refleja el capitalismo gore, se adueña del territorio y ofrece oportunidades a la sociedad cómplice.
Justo Navarro llevó el terror a los cuentos de hadas. Los cuentos de los hermanos Grimm fueron prohibidos por los aliados el año de la derrota alemana porque reflejaban la simbología nazi, textos de ley, jurídicos, amparados en el derecho consuetudinario, textos religiosos casi bíblicos (dicho por Auden) que fijan que quien la hace la paga y dicta el ojo por ojo, el premio al bueno y el castigo al malo, Hansel y Gretel como expresión de que los niños desobedientes se extravían en el bosque y se los lleva la bruja.
Juan Antonio González Sainz, premio Herralde y traductor de Magris, se sirvió del Fray Gerundio del padre Isla para hablar del mal nacido de la memez. “Si sustituimos la predicación por la comunicación, por el relato, y al predicador por político, periodista u opinionista, o incluso profesor, o intelectual, si sustituimos el púlpito por pantalla, plató televisivo o micrófono o redes sociales, y si sustituimos feligreses por audiencia”, González Sainz pone en guardia frente al uso espectacular, narcisista y fraudulento del lenguaje y el embarullamiento y la perversión distorsionadora de los razonamientos, majaderos en el poder que instauran la majadería de la palabra. “La maldad empieza siempre en el lenguaje”, dijo el escritor, en el torcimiento de las palabras y entonces el espanto se da en la recepción de los discursos, en la fascinación del vulgo. El éxito de los embaucadores, el prestigio de la estulticia genera “un mundo al revés en el que, si el fundamento es el aplauso de la memez, el disparate es entonces tener juicio”.
Entre los participantes, Antón Castro eligió Dora Bruder de Modiano; Biel Mesquida La máscara de carne, de Maxence van der Meersch, Carlos Zanón, Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy; Andrés Barba Tenemos que hablar de Kevin de Lionel Shriver; José Carlos Llop Las relaciones peligrosas de Choderlos de Laclos (la destrucción del amor desde el amor por la imposibilidad de amar); Marta Sanz La muerte en el Nilo de Agatha Christie; Aurelio Major El Baphomet de Klosowski; Félix de Azúa escogió Los orígenes del doktor Faustus de Mann; Eduardo Lago, Bajo el volcán de Lowry; Sara Mesa, el terror en la familia, El padre y la madre, de Edward St. Aubyn. Basilio Baltasar optó por El rey Lear de Shakespeare; Victoria Cirlot por Cumbres borrascosas; Vicente Molina Foix por Diario de un ladrón, de Genet y Carme Riera por El mal poema, de Manuel Machado.
El mal contemporáneo: narcotráfico ante la ausencia de la ley y la memez mediática