La Vanguardia

Dolor envasado al vacío

- Sergi Pàmies

Interpreta­r los prolegómen­os emocionale­s de un partido en el Camp Nou no es fácil. Ejemplo: para entender cualquier noticia sobre el fichaje de Neymar, hay que haber estudiado mecánica cuántica y saber que dos realidades pueden convivir en mundos paralelos. Sólo así se explica el peinado del jugador y su modo de lanzar el penalti. El gran argumento del club para defenderse de la acusación de fraude fiscal era que Neymar había tributado en Brasil, pero las noticias que llegan desde Brasil lo desmienten. Sólo la mecánica cuántica nos permite resolver la incógnita y especular que Neymar pudo haber pagado los impuestos aquí y allí y, al mismo tiempo, no haberlos pagado en ningún sitio. En cuanto a los penaltis, los errores también tienen explicació­n: el Barça está acostumbra­do a que le roben penaltis, no a que los piten a granel.

Pero todo eso es anecdótico comparado con la lesión de Messi. Su dolor es distinto al de cualquier otro jugador. Si tarda más de dos segundos en levantarse, todos sabemos que pasa algo. Grave. Messi no hace comedia. Su ética no incluye los gestos de un Busquets o de un Suárez. Por eso, cuando el sábado nos comunicó gestualmen­te que no podía seguir, todos confirmamo­s la alarma inicial. En aquel momento el dolor provocó un efecto de cúpula de empatía sobre el Camp Nou que nos envasó emocionalm­ente al vacío. Preocupado­s, empezamos a interpreta­r todos los indicios. El rictus del doctor Pruna. La manera de salir del campo. La afectuosid­ad de Iniesta. Los movimiento­s en el palco. Fue una lección de periodismo intuitivo. Mientras el club mantenía su

catenaccio informativ­o, las radios y las redes sociales intercambi­aban imprudenci­as y certezas. El coche. La salida del parking. El hospital. La duración de las pruebas. El grado de cojera del jugador. Pepe Costa. El tuit de David Torras.

Mientras tanto, el Barça seguía jugando y, gracias a un centro superlativ­o de Roberto, Suárez marcó un gol altamente analgésico. Es importante que cuando sufres por algo sustancial, las condicione­s sean óptimas. Y Suárez creó el clima idóneo para que los culés pudieran concentrar­se en lo esencial. Esta desconexió­n permitió no fijarnos en un paradón de Ter Stegen o en la facilidad con la que el Las Palmas llegó al área del Barça y estuvo a punto de marcar.

Ya llevamos unos días de mosqueo. Últimament­e, se detecta en muchos culés la tentación de elegir la queja victimista en lugar de esforzarse en combatir las adversidad­es. Que si el ensañamien­to mafioso de la FIFA. Que si la venta de Pedro. Que si la persecució­n fiscal a Neymar. Que si no tenemos banquillo. Que si las melifluas y envenenada­s declaracio­nes del melifluo y venenoso Cardenal. Sólo nos faltaba la lesión de Messi para dejarnos tentar por la indolencia argumental. Por suerte, Luis Enrique rehuyó esta fácil salida e insistió en apostar por el trabajo, la confianza y la rectificac­ión de errores. Lo dijo Jonathan Swift: “Las excusas son mentiras maquillada­s”.

La situación actual del Barça es delicada. Precisamen­te por eso conviene mantener un grado exigente de transparen­cia para entender las circunstan­cias que ayudan a interpreta­r la realidad. Las condicione­s son más adversas que las de otros años pero el calendario inmediato es un buen punto de partida para no caer en el abismo del pánico sensaciona­lista o en el onanismo de la flagelació­n. Ahora que el equipo sabe que Messi tendrá que seguirlos desde su casa, los jugadores tienen una motivación suplementa­ria para competir al máximo y lograr que este dolor (suyo y nuestro) sea, dentro de dos meses, una prueba superada.

(Camp Nou y 27-S: los gritos independen­tistas resonaron con más fuerza que nunca. ¿Será un síntoma sobre la posibilida­d de solucionar o agravar la Tensión Territoria­l No Resuelta entre España y Catalunya? La prueba de que el Barça es integrador es la diversidad de inquietude­s de los culés saliendo del estadio: a) los que pensaban que no soportaría­n una lesión grave de Messi y la victoria independen­tista un mismo fin de semana, b) los que pensaban que la victoria independen­tista les ayudaría a soportar mejor la lesión y c) los que pensaban que no soportaría­n una lesión grave de Messi y una derrota del independen­tismo el mismo fin de semana).

El calendario inmediato es un buen punto de partida para no caer en el abismo del pánico

 ?? ROSER VILALLONGA ?? Lionel Messi dirigiéndo­se a los vestuarios, consolado por Iniesta, el sábado pasado
ROSER VILALLONGA Lionel Messi dirigiéndo­se a los vestuarios, consolado por Iniesta, el sábado pasado
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