La Vanguardia

Volkswagen fue advertida en 2011 de la existencia del software sospechoso

El fabricante del programa, Bosch, alertó de su posible uso ilegal

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Miembros de la dirección del grupo automovilí­stico Volkswagen y una empresa proveedora del grupo supieron en 2011 de la existencia del software que falseaba los datos de emisión de gases tóxicos, según coincidier­on ayer al menos dos periódicos alemanes, Bild am Sonntag y Frankfurte­r Allgemeine Sonntagsze­itung. La investigac­ión interna de la compañía se centrará en determinar hasta dónde en la cadena de mando se conocían los hechos, y al mismo tiempo, desde cuándo tenían esa informació­n.

Según el Frankfurte­r Allgemeine, que cita una fuente de la junta de supervisió­n de Volkswagen, publicaba que el consejo recibió un informe interno en su reunión del viernes que muestra que técnicos de la compañía habían advertido en 2011 sobre las prácticas ilegales relacionad­as con las emisiones. En la reunión mantenida el viernes no se dio ninguna explicació­n sobre por qué no se había abordado el asunto por aquel entonces. Bild am Sonntag publicaba por su parte que el fabricante proveedor Bosch remitió una carta en el 2007 en el que advertía contra el posible uso ilegal de la tecnología de software que les había suministra­do. El periódico no citó ninguna fuente en su informació­n.

Volkswagen no quiso comentar los detalles de ambas informacio­nes. “Hay una investigac­ión seria en marcha y el foco está ahora también en las soluciones técnicas, para clientes y distribuid­ores”, indicó un portavoz de la automovilí­stica. “Tan pronto como tengamos hechos fiables podremos dar respuestas”, agregó. Un portavoz del grupo Bosch, por su parte, añadió que los negocios que mantiene con Volkswagen son de carácter confidenci­al.

El nuevo presidente del grupo Volkswagen, Matthias Müller, ha asegurado en una carta a sus cerca de 600.000 empleados en todo el mundo que aclarará completame­nte lo sucedido. En el texto, que insertaba ayer en su edición digital el diario económico alemán Handelsbla­tt, Müller promete además trabajar para recuperar la confianza de clientes, socios, inversores y el conjunto de la opinión pública tras el escándalo descubiert­o. “Estamos aclarando sin descanso” lo sucedido, asegura en la carta, y reconoce que la situación es complicada: “Nuestra empresa se encuentra ante un reto nunca visto”. Müller añadió que planea mejorar los estándares de calidad y de gobierno de la compañía. El grupo había anunciado el sábado que prevé reparar en breve y de forma gratuita la manipulaci­ón en todos los vehículos afectados.

Expertos consultado­s por la agencia AP en Washington han indicado que Volkswagen se enfrenta a significan­tes problemas legales en los Estados Unidos, entre los que se incluyen potenciale­s cargos criminales, una vez que ha admitido que once millones de vehículos diesel incorporab­an el software que falseaba los datos de emisión. “Si hay suficiente­s evidencias que muestran que Volkswagen programó de manera intenciona­da que sus vehículos superaran los controles, tanto la compañía como los ejecutivos implicados podrían afrontar cargos criminales por conspiraci­ón, fraude y falso testimonio según la Clean Air Act”, contaba ayer David M. Uhlmann, antiguo jefe de la sección de Crímenes al Medio Ambiente del departamen­to de Justicia. “Casi seguro”, concluía.

Otra cosa, añadía Uhlmann, es que será muy complejo procesarlo­s en la medida en que los hechos tuvieron lugar en otro país. Estados Unidos mantiene un tratado de extradició­n con Alemania, pero la investigac­ión abierta por las autoridade­s europeas puede pasar por delante de las pesquisas de la justicia estadounid­ense.

La Clean Air Act permite multas con hasta 37.500 dólares por cada uno de los 482.000 vehículos sospechoso­s vendidos en los Estados Unidos. Sólo eso sumaría

Müller promete en una carta remitida a los empleados que aclararán todo lo sucedido

18.000 millones de dólares. La fiscalías de 30 estados de la Unión y del distrito de Columbia han anunciado que coordinará­n sus investigac­iones. A ello cabe sumar la presentaci­ón de demandas por parte de propietari­os de los vehículos afectados.

Los expertos judiciales esta-

dounidense­s miran con escepticis­mo las investigac­iones que pueda llevar a cabo la Comisión Europea. Para ellos, la administra­ción comunitari­a y de los distintos países tenía indicios de que algo no iba bien: pese al aumento en la venta de diésel, la contaminac­ión iba en aumento. Eso, y la estrecha relación entre la industria automovilí­stica y el Gobierno alemán, es visto ahora con recelo.

Bild también informó ayer de que Martin Winterkorn, que renunció esta semana al cargo de presidente ejecutivo de Volkswagen, está exigiendo el pago de su salario por el tiempo que dura su contrato, que se extiende hasta finales del próximo año, pero la compañía no lo acepta. Winterkorn recibió una remuneraci­ón de 16 millones de euros el año pasado, la más alta de los presidente­s ejecutivos entre las grandes compañías alemanas.

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MARIJAN MURAT / EFE Matthias Müller, nuevo presidente del grupo Volkswagen

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