El eslovaco Peter Sagan se corona en el Mundial
Victoria de Eslovaquia en un Mundial de desgaste que de nuevo se resolvió al final
Peter Sagan, con los colores de Eslovaquia, uno de los países de la nueva Europa, independiente desde 1993 y miembro de la Unión Europea desde 2004, se llevó la medalla de oro del Mundial de ciclismo, la primera de su historia, con un ataque decidido en la última dificultad del circuito de Richmond, con un descenso impecable hacia la meta y con sangre fría y resistencia calculada cuando ya tenía la línea de la gloria a la vista. Peter Sagan, después de una temporada plagada de segundos puestos –e incluso de un abandono por atropello en la Vuelta– vio que la fortuna –y sus innegables cualidades– le tenían reservada la mejor de las primeras plazas, la del Campeonato del Mundo, la que dará el privilegio de lucir el maillot arco iris durante un año. Sagan se impuso en solitario, con la medalla de plata para el australiano Michael Matthews y el bronce para un lituano, Ramunas Navardauskas. El mejor español fue Alejandro Valverde, quinto. La selección de Javier Mínguez realizó globalmente un buen Mundial, pero en el momento de la verdad nadie pudo compararse a Sagan.
Fue un Mundial de desgaste, de seis horas largas sobre la bicicleta, sin lluvia de forma significativa, sin otro objetivo que acumular kilómetros y entumecer las piernas. Un Mundial que, para no perder la costumbre de las ediciones precedentes, se puso en juego por completo en la última vuelta al circuito. Y ahí estaba el avispado Sagan, conve-
EL CAMPEÓN “Esta es mi mayor victoria. He atacado porque todo el mundo iba cansado y no me veía fuerte en un sprint”
nientemente agazapado durante seis horas para surgir en el momento clave. Antes hubo intentos de peso, con Boonen, Van Avermaet, Dani Moreno, Kwiatkowski, Siutsou, Farrar, Degenkolb... pero todos fueron neutralizados. Todos menos Sagan.
El nuevo campeón del mundo, habitualmente espontáneo en sus celebraciones, no se quedó cortó esta vez. Atravesó la meta, bajó de la bicicleta, la soltó en manos de un auxiliar, levantó los brazos en señal de victoria y se quitó el casco para lanzarlo a los aficionados que le ovacionaban. Luego mostró su júbilo ante los corredores que iban llegando a la meta.
“Esta es mi mayor victoria”, proclamó poco después. Y valoró la carrera: “Ha sido extraña. Mi hermano Juraj y Michal Kolar me apoyaban, pero han tenido problemas con sus bicicletas y en las dos últimas vueltas iba algo perdido. He decidido atacar porque todo el mundo iba cansado y yo tampoco me veía con fuerzas para un sprint”. Luego tuvo un recuerdo para la crisis de los refugiados: “Como población mundial tenemos que cambiar, la situación es muy difícil, espero que en el deporte podamos ser ejemplares y seguir haciéndolo, para lograr un mundo mejor”.