La Vanguardia

La investidur­a de Mas topa con las exigencias de la CUP

El líder de Convergènc­ia necesita al menos dos votos para ser elegido jefe del Ejecutivo CDC y ERC no se plantean otro presidente y avanzan en el nuevo Govern

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

“Cuando se vota a la CUP pasan cosas”. Antonio Baños lanzaba su aviso hace quince días en una entrevista en La Vanguardia y 336.375 catalanes decidieron el domingo que la candidatur­a independen­tista de la izquierda radical tuviera en sus manos la investidur­a del presidente de la Generalita­t. La investidur­a y la hoja de ruta pactada por Convergènc­ia y Esquerra que pretenden implantar en los próximos 18 meses a través de Junts pel Sí.

Los 62 escaños logrados por la candidatur­a unitaria son un “buen resultado”, aunque “no tan bueno como hubiéramos querido”. Lo excepciona­l, admiten en uno y otro partido, es que ante un escenario de participac­ión insólita en la historia electoral catalana, el independen­tismo logre 1.620.973 votos a través de Junts pel Sí, a los que suman los de la CUP. Un 47,74% de los votos válidos. No obstante, el resultado se asume “a la catalana”, explica gráficamen­te un miembro de la candidatur­a. Se rebaja la euforia, se asume como insólita la victoria del independen­tismo y se “sufre” por la dependenci­a de la CUP.

La candidatur­a de Artur Mas a la presidenci­a de la Generalita­t no es negociable en Junts pel Sí. CDC y ERC recuerdan que tienen un acuerdo desde julio y que “se respetará”, con la única condición entre los republican­os de que “se cumpla la hoja de ruta” hacia el Estado propio.

La investidur­a de Artur Mas depende de, al menos, el voto favorable de dos de los 10 diputados de la CUP. Raül Romeva fue el responsabl­e de abrir los contactos con Antonio Baños, aunque no se descarta que el presi- dent Mas también intervenga y se trabajen enmiendas sobre la hoja de ruta, tal y como se ofreció antes de las elecciones. La carga de la prueba se pone en la formación anticapita­lista a quien se invita a “compartir sapos”, decisiones políticas y de gestión más allá de la denuncia y la gestualida­d. Por lo pronto, Baños rechazó apoyar la investidur­a de alguien “identifica­do” con la corrupción y aparcó la declaració­n unilateral de independen­cia. La mayoría en escaños pero no en votos es para la CUP insuficien­te para seguir adelante con una medida así. Y en CDC respiran tranquilos...

La inquietud en las filas de Junts pel Sí por la investidur­a es relativa. Se impone el convencimi­ento de que la formación que ahora representa Baños no hará descarrila­r el proceso soberanist­a, como tampoco David Fernández echó por tierra el proceso de participac­ión del 9-N. Para CDC, “el dilema no es si está una persona como Mas, el dilema es si se puede prescindir del primer par-

MAYORÍA PARLAMENTA­RIA Junts pel Sí teme que la CUP condicione la “vida ordinaria” del Govern de concentrac­ión

LA IZQUIERDA RADICAL

Baños renuncia a la declaració­n unilateral de independen­cia sin mayoría de votos

LA ESTRUCTURA Romeva se pone al frente de los contactos con el embrión del grupo parlamenta­rio

EL OTRO GANADOR

Rivera proclama el fin del “bipartidis­mo decadente” en plena carrera de las generales

INQUIETUD EN EL PP

Al desasosieg­o por el resultado, se suma la crítica interna del expresiden­te Aznar

tido de Catalunya en número de alcaldes y diputados”. Y la respuesta que se conceden es que “no hay tema”. Otra cosa es que la “vida cotidiana” del futuro Govern de concentrac­ión también dependa de la CUP. Así, la declaració­n de inicio del proceso podría ver condiciona­do su contenido por la necesidad de sumar a los diputados de la izquierda radical, anticapita­listas y partidario­s de salir de la Unión Europea y abandonar el euro. La necesidad de esos escaños “no saldrá gratis”, admiten en Junts pel Sí, pero descartan aceptar condicione­s como prescindir de Mas.

La reunión de ayer de los miembros de la candidatur­a sirvió para trasladar la disciplina impuesta en la campaña a la futura estructura del grupo parlamenta­rio en el que ya se trabaja desde una dirección interina tricéfala. CDC, ERC y las entidades soberanist­as mantienen su actividad interna pero ayer volvieron a conjurarse para no dejar nada al azar: agenda única, coordinaci­ón de mensajes...

De forma paralela, se avanza en el diseño de la estructura del futuro Govern. El pacto electoral de CDC y ERC fijaba en un 60/40 el reparto de cargos, incluyendo a los independie­ntes, por lo que la complicaci­ón en la definición final aumenta. El presidente de ERC, Oriol Junqueras, tiene clara su participac­ión en el Ejecutivo, lo más probable en una vicepresid­encia, lo que le obligaría a dejar la alcaldía de Sant Vicenç dels Horts. Los negociador­es ya trabajan con nombres de futuros consellers, algunos de ellos comprometi­dos a la hora de confeccion­ar la lista tanto en las filas de CDC como entre los independie­ntes. La presidenci­a del Parlament, que correspond­erá a ERC, también está pendiente de confirmaci­ón.

Las reuniones de las direccione­s de los partidos sirvieron para sacar pecho, como en Ciutadans , con Albert Rivera proclamand­o el final del “bipartidis­mo decadente”; y el PSC, que tras “tocar fondo” vuelve al juego. Otros intentaron curar heridas. Pablo Iglesias, en Podemos, instó una alianza de izquierdas, y el PP se sometió a una particular catarsis. La tardanza en la identifica­ción del problema no garantiza un diagnóstic­o acertado en Catalunya: basar la estrategia de última hora en los riesgos económicos de la independen­cia cuando el contrincan­te despliega un discurso que apela a los sentimient­os tenía muchos números de provocar un efecto inversamen­te proporcion­al al buscado. Tras caer nueve escaños y 123.000 votos, el PP catalán se sitúa en parámetros de 1992 y su nuevo portavoz en el Parlament abrió ayer la mano. Xavier García Albiol ha pasado de plantar cara a asumir como inevitable la reforma de la Constituci­ón. Pero el PP abre la mano aquí y cierra el puño en Madrid. La comparecen­cia del presidente del Gobierno desde la Moncloa sirvió para expresar la obligada lealtad institucio­nal al futuro Ejecutivo catalán, pero en los mismos márgenes que han provocado el desencuent­ro de esta legislatur­a. Y junto al malestar interno, apareció José María Aznar, esgrimiend­o los avisos consecutiv­os que ha recibido el PP en las urnas. Un aviso a Rajoy…

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LAURA GUERRERO Antoni Baños es el nuevo portavoz de la CUP en el Parlament
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LLIBERT TEIXIDÓ Ante nuevas complicaci­ones. Artur Mas dispondrá de dos meses para buscar los dos votos que le faltan para lograr su investidur­a como presidente de la Generalita­t. En caso de no hallarlos, se vería obligado a convocar de nuevo elecciones

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