El Papa advierte que el muro contra los inmigrantes “no es la solución”
Francisco niega que agilizar la nulidad matrimonial equivalga al “divorcio” católico
Como es ya la norma en su pontificado, Francisco ofreció una rueda de prensa en el Boeing 777 de American Airlines que lo devolvió a Roma desde Filadelfia, después de un intenso viaje de casi diez días a Cuba y Estados Unidos. El Papa no vetó ninguna pregunta incómoda, contestó a cuestiones doctrinales que están sobre la mesa y reiteró su visión sobre grandes problemas sociales de ámbito mundial, como el flujo migratorio, ante el cual dijo que los muros “no son la solución”.
La inmigración fue uno de los argumentos centrales de las homilías y discursos en territorio estadounidense, con múltiples alusiones a la situación en Europa. El Pontífice fue más allá en sus declaraciones durante el vuelo. Dijo que se trata de una crisis causada por guerras y hambrunas que vienen de lejos. “Cuando pienso en África, y quizás sea un poco simplista, me parece un continente explotado –afirmó–. Iban a capturar esclavos allí; después tomaron los grandes recursos, y ahora hay las guerras, tribales o no, que ocultan intereses económicos. En lugar de explotar un continente o un país, se debería realizar inversiones para que la gente tenga trabajo. Así se evitaría esta crisis”.
Sobre las barreras al incesante flujo de personas, fue diáfano en el análisis. “Usted sabe como acaban los muros –contestó a quien le había preguntado–. Todos los muros caen. Hoy, mañana, dentro de cien años. El muro no es una solución. En este momento Europa tiene dificultades. Debemos ser inteligentes; no es fácil hallar soluciones. Pero hay que encontrarlas con el diálogo con los países. Los muros nunca son la solución; los puentes sí. Las barreras duran poco o mucho tiempo, pero no son una solución. El problema continúa y continúa con más odio”.
Jorge Mario Bergoglio fue interpelado sobre otro asunto candente, el de la reforma en el procedimiento de nulidad matrimonial, un cambio que ha dejado perplejo y confundido a un sector católico conservador, incluida parte de la curia vaticana. Algunos consideran que Francisco ha colado el divorcio en la Iglesia católica, al abreviar los pasos, simplificarlos y flexibilizar las causas. El Papa rebatió con firmeza tal impresión. Dijo que no existe el divorcio católico, que el matrimonio, tras la reforma, seguirá siendo indisoluble como principio, siempre que se contrajera en las condiciones debidas. No parece, sin embargo, que las garantías de Francisco apacigüen a los críticos ante el próximo sínodo extraordinario sobre la familia. El Papa fue ambiguo sobre si va a autorizarse la comunión a los divorciados que han vuelto a casarse. No se pronunció con nitidez.
El escándalo de los abusos sexuales a menores también estuvo presente en la rueda de prensa. Francisco fue comprensivo con quienes no pueden perdonar a quienes abusaron de ellos. El Papa reiteró que “lo sucedido es una gran tribulación” porque, aunque la pederastia ocurre en muchos ámbitos sociales, si el autor es un sacerdote reviste una gravedad extrema. Bergoglio insistió en que la misión del sacerdote es hacer crecer en los niños y adolescentes el amor a Dios, la madurez y la inclinación a la bondad. Con los abusos, todo eso salta por los aires. “En la Iglesia también son culpables quienes encubrieron; también algunos obispos encubrieron”, subrayó.
El Pontífice expresó su deseo de viajar a China, pese a la difícil relación entre Pekín y el Vaticano. Sus palabras fueron muy conciliadoras. “China es una gran nación que aporta al mundo una gran cultura y tantas cosas buenas”, dijo. Según Francisco, visitarla “sería una alegría”. “Amo al pueblo chino, los quiero y deseo que haya posibilidades de buenas relaciones –concluyó–. Tenemos contactos. Hablamos”.
Bergoglio, en un tono muy conciliador, reitera su deseo de visitar China y confirma los contactos