El efecto Colau se agota en la alcaldesa
La pregunta de la noche electoral y de las próximas semanas, ¿y ahora qué?, se repetía ayer una y otra vez en los despachos del Ayuntamiento de Barcelona, institución que ha vivido los cuatro primeros meses de este mandato sumida en una cierta provisionalidad. Mientras las distintas formaciones políticas comienzan a digerir los resultados del 27-S, la pregunta del millón no tiene todavía una respuesta clara. El gobierno de la ciudad, sin embargo, no dispone precisamente una eternidad para decidirse a dar un paso y tratar de tejer, ahora sí en serio, alianzas estableces. De entrada, Colau debería presentar este mes el proyecto de sus primeros presupuestos, los del 2016, y dejar atadas las ordenanzas fiscales para el año que viene. Pero, de momento, todo el trabajo está por hacer y los contactos con la oposición, y en concreto con ERC y PSC, no han pasado de una charla de café o de algún encuentro por los pasillos de la Casa Gran.
Además del apoyo que la CUP pueda prestarle en determinadas cuestiones –algunos concejales de BComú anunciaron que su voto el 27-S sería cupero– cab recordar que Colau, desde el momento de su investidura, dejó la puerta abierta a una futura incorporación de ERC y/ o del PSC a su gobierno. La situación que se plantea tras las elecciones del domingo es tan compleja que hace que la decisión al respecto ya no esté solo en manos de la alcaldesa sino también a expensas de los intereses generales de socialistas y, sobre todo, de republicanos.
Más allá de cuál sea la política de pactos en el Ayuntamiento, el 27-S ha demostrado que el éxito de BComú en las municipales se debió casi en exclusiva al liderazgo y la proyección de Ada Colau. El resultado de Catalunya Sí que es Pot, comparado con el de BComú la pasada primavera, minimiza la aportación de Iniciativa e incluso de Podemos en aquella confluencia de izquierdas y confirma el buen olfato político de la alcaldesa al desvincularse absolutamente de la campaña de Lluís Rabell y Pablo Iglesias.
La otra gran lección de estas elecciones es el camino ascendente tomado por Ciutadans, que ha llevado a la tercera fuerza en el Ayuntase miento de Barcelona a escalar otro peldaño más (el domingo fue segunda en la ciudad y primera en Nou Barris), a desdibujar un poco más al PSC y a borrar casi por completo del mapa al PP. Esta situación ha repetido en la mayoría de municipios del área metropolitana, donde el empuje de C’s le ha permitido incluso arrebatarle por primera vez la hegemonía al PSC en l’Hospitalet, donde le supera por 700 votos.
El mapa electoral barcelonés se ha convertido en un universo inestable en el que las mayorías cambian a cada elección. Hasta hace muy poco PSC y CIU se repartían la hegemonía en los 73 barrios de la ciudad. En las catalanas del 2012, CiU fue la primera fuerza política en 50 de esos territorios, el PSC se impuso en 20, incluidos casi todos los de Nou Barris, y la Guineueta y la Clota vieron triunfos de PP e ICV, respectivamente. Esa fotografía cambió radicalmente en las municipales del 24 de mayo, cuando la de CiU fue la candidatura que cosechó más votos en 19 barrios y el tsunami Colau llevó a la victoria a BComú en los 53 restantes, incluidos aquellos en los que ganaba siempre o casi siempre el PSC, formación que ya hace cuatro meses se quedó a cero en este ranking por barrios.
Finalmente, el domingo se produjo un nuevo vuelco. El efecto Colau de las municipales no se ha visto esta vez por ninguna parte y la condición de fuerza emergente ha pasado a Ciutadans, que ya en los comicios locales se convirtió en tercera fuerza en el Ayuntamiento y en segunda en gran parte de los barrios que tradicionalmente habían llenado de votos el granero del PSC. En estas catalanas, la candidatura encabezada por Inés Arrimadas es la más votada en 15 barrios, incluidos ocho de Nou Barris. En los otros 58 el triunfo corresponde a Junts pel Sí. La lista que tenía como número uno a Raül Romeva, vencedora en nueve de los diez distritos, roza la mayoría absoluta en diversos barrios y consigue su mejor resultado en Vallvidrera (49,2%). La mejor cosecha de C’s, que gana en el conjunto de Nou Barris, se da en la Marina del Prat Vermell (28,7%). Donde los socialistas conservan más votantes es en Ciutat Meridiana (25,5%). La CUP destaca por su resultado en la Vila de Gràcia (18%), Catalunya Sí que es Pot tiene su registro menos malo en la Prosperitat (16,9%) y el hundimiento del PP hace que en su barrio más favorable, Pedralbes, los populares no pasen del 17%.
PRESUPUESTOS A LA VISTA BComú ya no puede demorar más la negociación de alianzas estables con ERC y PSC
RESULTADOS POR BARRIOS Junts pel Sí gana en 58 de los 73 territorios de Barcelona y Ciutadans lo hace en los otros 15