La Vanguardia

El chófer de 46 turistas cuadruplic­aba la tasa de alcohol camino de El Prat

- F. CEDÓ / J. RICOU

Catalunya ha vivido dos episodios recientes que ilustran sobre los peligros de la bebida al volante. El martes de la semana pasada era el último día de las vacaciones de un grupo de 46 turistas británicos en Tossa de Mar. Por la noche debían desplazars­e hasta el aeropuerto de El Prat en un autocar que la agencia turística contratada había puesto a su disposició­n. Pero la extraña conducta del conductor despertó sus sospechas y el pánico no tardó en aparecer: el chófer iba completame­nte borracho y circulaba por la autopista C-32 dando bandazos, poniendo en riesgo las vidas de los pasajeros y la de otros conductore­s. Pero no fue hasta la altura de Mataró, cuando ya habían recorrido más de 50 kilómetros, que la situación llegó al límite y los pasajeros se confabular­on para obligar al conductor a detener el vehículo en el arcén y dar aviso a la policía. Los Mossos d’Esquadra ya habían sido alertados por otros conductore­s de que un autobús estaba parado en el margen de la autopista. Todo parecía indicar que el vehículo estaba averiado. Cuando los agentes llegaron, encontraro­n a los viajeros aterroriza­dos por la temeridad del conductor. La prueba de alcoholemi­a dio positivo, con 0,69 mg/l de alcohol en aire expirado, es decir más de cuatro veces la tasa permitida. El chófer, de 49 años, nacionalid­ad española y vecino de Barcelona, irá a juicio por un delito contra la seguridad viaria. Los turistas reemprendi­eron el camino con otro conductor.

Este suceso se suma al doble atropello mortal que protagoniz­ó el pasado domingo un joven de 21 años, que arrolló a dos mujeres en un paso cebra a las afueras de Lleida. El conductor quedó ayer en libertad con cargos. El joven, que tendrá que personarse cada lunes en el juzgado, también dio positivo en el control de alcoholemi­a. La juez de guardia le imputa dos delitos de homicidio por imprudenci­a. Familiares de las víctimas le recibieron con gritos de “asesino” y “borrachuzo” cuando fue puesto a disposició­n judicial.El fiscal pidió prisión, pero la juez rechazó esa medida al igual que ocurrió hace unas semanas con otro conductor ebrio que mató a dos ciclistas en el Baix Segre.

El autor del doble atropello mortal de Lleida, que también iba bebido, queda en libertad con cargos

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