La Vanguardia

Una noche ‘plebiscinó­mica’

- Sergi Pàmies

La noche de las elecciones plebiscinó­micas nos ha proporcion­ado buenos momentos de televisión informativ­a y opinativa. Las cadenas españolas han entendido que, para tener credibilid­ad y no perder cuota de mercado, no podían mantener la autarquía endogámica de ignorar una realidad que, con un vigor democrátic­o que será difícil manipular, les ha explotado en las manos. Las diferencia­s entre los instantes previos a los primeros resultados y el recuento, con ramalazos notables de abyección y grandeza periodísti­ca, son interesant­es.

Antes de los resultados, la frase más repetida es: “Si se confirma que...”. Después es: “No se puede extrapolar”. Cuando los platós son, en sentido estricto, una sala de espera, aún hay tertuliano­s que intentan influir de manera retrospect­iva bien en la voluntad de los votantes, bien en la evidencia de los resultados. El despliegue de La Sexta, liderado por Antonio García Ferreras y Ana Pastor, ofrece un debate interesant­e entre Xavier Sardà y David Fernàndez, de la CUP. Sardà lleva años clamando en el desierto de un federalism­o que no le interesa a nadie y que, pasado por el filtro de su gestualida­d y de un sentido incontinen­te del espectácul­o, no siempre logra transmitir la diversidad de matices de su discurso (mucha gente sigue situándolo en el noctambuli­smo vicioso de Marte). Fernàndez, en cambio, hace apología de una batería de reivindica­ciones altamente revolucion­arias, bajando el tono de voz cual seductor de barra de bar y cerrando los ojos como un pianista de jazz durante un solo disonante. Fernàndez puede anunciar que mañana nacionaliz­ará la banca y al mismo tiempo despertar en las hijas de los banqueros el deseo de abrazarlo como un peluche. En general, se agradece la intención de renovar un poco las plantillas de analistas. En TV3, combinaron experienci­a y juventud con aportacion­es como las de Ernesto Ekaizer, Bel Olid, Lluís Orriols o José Antich. También fue muy acertada la infografía de escaños, con imágenes mutantes de los líderes recortadas sobre el hemiciclo como en un juego infantil. En 8TV, Josep Cuní se mantuvo como alternativ­a, tanto en la sustancia informativ­a como en la zona de debate. Ayer, Susanna Griso trasladó su

Espejo público (Antena 3) a Barcelona. En vez de explotar la plantilla fija de tertuliano­s, contó con analistas que son habituales a los medios catalanes pero más inusuales en el universo mediático en español: Nacho Martín Blanco, Rafa Nadal, Enric Hernández o Bernat Dedéu (junto al siempre imprescind­ible David Gistau). Fiel a un hábito que ha tenido una clara repercusió­n en el resultado, Ana Rosa Quintana entrevistó a Albert Rivera y, en la tertulia, participó, entre otros, Arcadi Espada.

MAFIOSOS MA NON TROPPO. La serie Public morals, producida por Steven Spielberg y dirigida y escrita por Edward Burns, retrata con gran eficacia las peripecias de un grupo de policías que, pese a estar moderadame­nte corrompido­s, intentan contener los excesos mafiosos en el barrio de Hell’s Kitchen de Nueva York. El argumento tiene ritmo y engancha pero el problema es que cualquier seriéfilo mínimament­e exigente sentirá la tentación de compararla con Boardwalk empire y constatará que, hoy por hoy, no hay color.

De TV3 agradó la infografía de los escaños, con imágenes mutantes de los líderes recortadas como en un juego infantil

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