Soledad femenina
Un estudio advierte que las mujeres solteras y desempleadas son las que más solas se sienten
Una buena parte de los ciudadanos se han sentido solos en un momento determinado. Es un sentimiento triste, que apaga el ánimo, que desanima y angustia. Solo en medio de la multitud. Hasta cierto punto esta sensación es normal e incluso, en un momento determinado, puede ser positiva porque ayuda a ser consciente de la importancia de sentirse acompañado, de compartir. Porque nunca hay que olvidar que el hombre es un ser social. El problema aparece cuando ese sentimiento de soledad se instala con frecuencia en la rutina diaria, algo que afecta ya a casi cuatro millones de españoles. Y entre ellos destacan las mujeres, aquellas que no tienen pareja y que se encuentran trabajo. La soledad, uno de los mayores males de la sociedad individualista, es un nombre femenino.
Así lo pone de manifiesto el estudio La soledad en España, dirigido por el catedrático de Sociología Juan Díez Nicolás y coordinado por la socióloga María Morenos, que cifra en un 8% el porcentaje de la población española que se encuentra realmente sola, entendiendo como tal que no comparte la vivienda con nadie pero no por decisión propia sino por obligación. Según este trabajo, en torno a un 20% de los españoles mayores de 18 años viven solos. De este porcentaje, la mayoría (59%) dice vivir así por voluntad propia, mientras que el resto admite que esta circunstancia no es querida, sino porque no le queda más remedio.
Pero ¿vivir solo es sinónimo de sentirse solo? Según los autores, los dos conceptos, aunque están relacionados, no significan lo mismo. “Se puede estar socialmente aislado y no sufrir soledad, y se puede estar socialmente acompañado y sufrir soledad”, indican. Una prueba es que el 27,5% de los españoles que viven solos aseguran no haber sentido soledad en ningún momento; o cómo, por el contrario, el 52,6% de los españoles que viven acompañados aseguran haber sentido soledad en algún momento. Aunque es en el segmento de los que viven solos por obligación donde se concentra con más intensidad el fenómeno de la soledad, según la investigación realizada para la Fundación AXA y Fundación ONCE.
Pero en el sentimiento de soledad influyen otras variables. “Las personas con más relaciones, con mayor participación en asociaciones, con mayor uso de medios de comunicación y de transporte, suelen tener menos sentimientos de soledad”, indica el estudio, independientemente de si estas personas viven solas o no. También las que tienen un empleo, porque el trabajo es un espacio prioritario para la socialización. Los grupos sociales más susceptibles de sufrir soledad son mayores, pobres y parados.
La sociedad tecnológica ha modificado incluso el concepto de soledad: “La soledad es cada vez menos dependiente de que se viva solo o no, pues incluso los que viven solos contra su voluntad tienen toda clase de posibilidades para interaccionar y relacionarse con otras personas a través de los medios que ofrecen las nuevas tecnologías”, asegura el profesor Juan Díez Nicolás.
En cualquier caso, el estudio deja claro que la familia sigue siendo el mejor antídoto contra la soledad.
Unos cuatro millones de españoles dicen tener con frecuencia este sentimiento de tristeza