La Vanguardia

Jugadores por encima del sistema

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Desafío mayúsculo pero estimulant­e el que tienen por delante Luis Enrique y su grupo de jugadores. La lesión de Messi humaniza al equipo, elimina un jugador único y multifunci­onal (desatasca, regatea, asiste y define, todo en uno) y obliga tanto a un compromiso colectivo superior de la plantilla como a una revisión táctica de la pizarra para cambiar la forma de jugar: no es lo mismo disponer del mejor que tenerlo postrado en la camilla.

La lógica hablaría de un simple cambio de cromos sin modificar el sistema, es decir, de un “entra Munir por Messi” sin tocar el 4-3-3, pero no hay lógica posible cuando la pieza de la que se habla es un futbolista alrededor del cual gravita cada acción atacante blaugrana desde hace una década. Así pues, el 4-3-3 puede ser una solución rápida y hasta perezosa, pero ya no puede ser la única. El sistema, que con Luis Enrique ha sufrido retoques de vez en cuando, pasará a partir de ahora a ser más maleable, puesto al servicio de los jugadores que quedan, que son los justos, y no al revés. Dicho de otra manera, Munir no lo jugará todo a partir de ahora, así que no es descartabl­e que un día coincidan Mascherano, Busquets, Rakitic e Iniesta en el centro del campo con Suárez y Neymar como delanteros. Esta no sería una opción conservado­ra, sino una respuesta a las circunstan­cias dando como resultado un once menos afilado pero de alineación más respetada y fuerte en la media, alternativ­a más que plausible en algún desplazami­ento (¿Sevilla el sábado?) para controlar el partido.

Eliminado el comodín “Messi al rescate” en los partidos mal jugados, el Barça deberá ser ahora más equipo que nunca, algo así como lo que fue en la primera parte del Calderón.

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