El quinto puerto

La marina deportiva Marina Vela se estrenará al lado del Hotel W en marzo del 2017. ¿Necesitaba el litoral barcelonés otro puerto? Mercado hay. Se estima que hay unos 5.000 barcos de más de 25 metros de eslora por el mundo y el 70% de ellos vienen en algún momento al área del mediterráneo. Y Marina Vela se dirige especialmente al segmento de las grandes embarcaciones, de 15 hasta 50 metros.

Por otra parte, el modelo portuario de Catalunya, basado en el sistema de concesiones, privilegia los puertos pequeños en lugar de uno grande. A diferencia de lo que ocurre en Francia, donde las marinas tienen capacidad para miles de amarres. Marina Vela sólo tiene sentido en la medida en que cada puerto barcelonés se complementa con otro. Badalona destaca por contar con un varadero especializado en alta gama. Port Fòrum guiña el ojo al campus universitario del Besòs y al BISC (Barcelona International Sailing Center); el Olímpic se centra en la oferta lúdica y chárter, el Port Vell en mega yates. Marina Vela puede tener su lugar, combinando varias cosas.

Aun así, muchos fruncirán el ceño. ¿Qué valor añadido aporta para la ciudad un quinto puerto? “Cada diez amarres se genera un puesto de trabajo”, dice Toni Tío, presidente de Barcelona Clúster Nàutic, una agrupación que reúne a más de cincuenta miembros del sector. Según las cifras que maneja, se prevé que en los próximos 3 años se materialicen en la náutica barcelonesa inversiones por valor de 89 millones de euros, lo que supondría un impacto sobre la producción agregada del área metropolitana de 210 millones de euros y revertiría en la creación de 525 puestos de trabajo, cifra que podría aumentar hasta los 1.586 si se tiene en cuenta el impacto total.