Unas reglas que cumplir
El Ayuntamiento de Barcelona ha sido escenario en las últimas semanas de una serie de incidentes que dañan la imagen de esta institución. Primero fueron las performances protagonizadas por los concejales de la CUP en el pleno y, durante las fiestas de la Mercè, la guerra de banderas en el balcón de la Casa Consistorial. La alcaldesa Ada Colau ha pedido a los grupos municipales que le hagan llegar sus propuestas para evitar que la política municipal se convierta en una sucesión de numeritos y espectáculos poco edificantes. La mayor parte de la oposición, sin embargo, argumenta que ha de ser la propia alcaldesa la que marque unas líneas rojas del decoro institucional que nunca deberían traspasarse. Le reclaman que cumpla con la función que le corresponde. De momento, y mientras no hay un acuerdo mínimo para cambiar las normas, si es que ello es necesario, Colau lo tiene fácil: basta con que aplique el reglamento sin temor a ejercer esa autoridad de la que fue investida.