Moulay Hafid Elalamy
MINISTRO MARROQUÍ DE COMERCIO
Las autoridades marroquíes han evitado en el último momento la apertura de la primera tienda Ikea del país. La excusa: falta un certificado. La realidad: los socialdemócratas suecos quieren reconocer la República Saharaui.
Los marroquíes deberán esperar para cumplir su sueño de montarse los muebles de Ikea en su propio domicilio. Esperar, aunque no está nada claro que finalmente vayan a poder hacerlo. La inauguración de la primera tienda de Ikea en el norte de África –la firma está desde el 2013 en Egipto– se ha evitado in extremis por una decisión del gobierno de la provincia de Casablanca que aduce la falta de un imprescindible “certificado de conformidad”.
Se trata de la justificación oficial, pero buenas fuentes en el Gobierno de Rabat desvelaban que el verdadero motivo es una advertencia contra Suecia por el proyecto del gobierno de Estocolmo de reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Durante este mes de septiembre, diputados del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Suecia han presentado un proyecto de ley para reconocer a la RASD y su derecho a la soberanía de la antigua colonia española. No es la primera vez, porque ya en 2012 un texto en el mismo sentido fue vetado por el Gobierno sueco. La diferencia es que entonces gobernaba el centroderecha mientras ahora lo hace el centroizquierda.
La inmensa tienda que Ikea ha levantado en la zona de Zenata, entre Casablanca y Rabat, con una superficie de 26.000 metros cuadrados, es en realidad una franquicia. Su propietaria es SYH Morocco, una empresa de capital kuwaití perteneciente al grupo Al Homaizi, que el pasado julio revelaba sus intenciones de abrir hasta cinco grandes almacenes en el país para atender a entre 1,5 y 2 millones de habitantes.
La decisión de vetar la apertura de Ikea se tomó en la reunión que mantuvo el primer ministro, Abdelila Benkiran, islamista moderado, con representantes de los nueve partidos parlamentarios. Aunque teóricamente la reunión no se centró en medidas de represalia contra Ikea, el diario digital Le 360 anunció en exclusiva la cancelación de la apertura de la tienda como represalia contra Suecia. Todos los partidos políticos marroquíes mantienen una absoluta unanimidad en la defensa de los intereses diplomáticos y se oponen a toda concesión a los enemigos del Frente Polisario. Marino Maganto, director general de Ikea Marruecos, no se ha querido pronunciar sobre la veracidad de esta información “porque Ikea no se dedica a hacer política”.
Con una inversión de 40 millones de euros y una plantilla de trabajadores estimada en 350 empleos directos y cerca de mil indirectos, la tienda de Ikea en Marruecos era el almacén número 346 de la firma –presente en 43 países– y el segundo en África. La firma ya había contactado con unos 300 proveedores marroquíes de diferentes campos como el alimenticio, el artesanal y el textil.
Pero la legislación marroquí establece que el propietario de un inmueble no puede hacer uso de su construcción hasta que las autoridades locales le dispensen el preceptivo “certificado de conformidad”, un trámite que habitualmente origina numerosos casos de corrupción ya que esa conformidad se otorga, o no, en función de las mordidas que reciban los funcionarios.
Los usuarios de redes sociales marroquíes se han mostrado divididos sobre la decisión antisueca, aunque la mayoría apoyaba la decisión del Gobierno.
Los defensores del veto a Ikea también descubrieron que los precios de la abortada tienda eran superiores a los que mantiene en Francia o en España. Una brecha que consideran intolerable y que la empresa justifica por razones diversas como “la reglamentación, los impuestos y los derechos de aduana”. Otros lamentan la imagen que su país, inmerso en un proceso de modernización, vuelve a ofrecer a ojos de los inversores internacionales.
Los responsables de Ikea aseguran que el almacén se abrirá en una nueva fecha, pero las autoridades locales lo dudan. Motivos políticos o simple formalismo administrativo, el grupo de origen sueco permanece a la expectativa.
Rabat impide la apertura de un Ikea porque Suecia podría reconocer a la República Saharaui La nueva tienda es en realidad una franquicia, su propietaria es una empresa de Kuwait