La Vanguardia

“Las urnas y las encuestas piden diálogo ante el problema catalán”

¿Edad? Rejuvenezc­o aprendiend­o. Soy de Gipuzkoa. Tenemos una hija, lo que nos sitúa por debajo de la tasa española de fecundidad: 1,3. Los votantes han castigado la cerrazón gubernamen­tal y ese castigo puede anticipar una tendencia en las generales. Colab

- LLUÍS AMIGUET

Qué le han dicho a España las elecciones catalanas? Lo que anticipaba­n las encuestas desde julio: que la mayoría de los catalanes y españoles quieren una solución pactada en el diálogo para dar un nuevo encaje a Catalunya en el Estado.

Pues eso será en las encuestas, porque la campaña ha distado de ser dialogante. Al final, las urnas han castigado la cerrazón del PP y su táctica de dar sólo respuesta judicial al malestar catalán; tampoco han premiado al independen­tismo con la victoria que esperaba.

La designació­n de Albiol como candidato parecía reforzar la línea inflexible en el PP. Pero no era la que los catalanes querían. Y me atrevería a aventurar, aunque cada elección sea diferente, que no anticipa nada bueno para el PP en las generales.

¿Por qué? Porque la gran mayoría de los españoles y catalanes quieren soluciones políticas y lo repiten una y otra vez en las encuestas y en las urnas. Y no creo que eso cambie de aquí a diciembre cuando todos votemos.

¿Qué le sorprende de estos resultados? Que la alta participac­ión no haya beneficiad­o sólo a los no independen­tistas.

¿Por qué? La diferencia a favor de los independen­tistas no ha sido tan grande como creíamos que sería si votaba tanta gente como ha votado. Y eso refuerza la impresión de que Catalunya está dividida en dos mitades casi iguales y que necesitamo­s urgentemen­te una sutura política.

¿Estaba usted acongojado? Como la mayoría de los españoles. Todos han seguido en vilo estas elecciones catalanas con tanto interés como si fueran unas generales.

¿Está usted aliviado ahora? La congoja no era sólo de los ciudadanos, también de las cancillerí­as europeas, preocupada­s por las consecuenc­ias de la secesión catalana y porque, además, pudiera animar a otros independen­tismos en otros estados.

Pues ha faltado poco. Por eso, tras el alivio inicial al ver que en el pretendido plebiscito el independen­tismo no alcanzaba la mitad más uno de los votos, seguimos inquietos esperando que la política sepa dar una solución al problema.

¿Por qué no ha habido ninguna manifestac­ión contra la secesión en España? Tiene razón: no ha habido ni una manifestac­ión a favor de la unidad de España en ningún rincón del país. Es un dato valioso.

¿Pero por qué no? Porque somos una sociedad pacífica y moderada como la catalana, que, pese a la trascenden­cia de lo que está en juego, ha demostrado su civismo y madurez sin que haya habido aquí ningún incidente violento.

¿Por qué han acertado las encuestas?

Es difícil saberlo.

¿Al final no había tanto voto oculto?

En todas las elecciones, entre un 10 y un 20 por ciento de electores deciden su voto en días finales de campaña. Como tenemos esa absurda ley que impide publicar encuestas en los cinco días previos a los comicios, nuestras encuestas no pueden detectar con precisión los cambios de última hora en los electores, y por eso a veces fallan. Esta vez las tendencias que anticipaba­n han sido confirmada­s en las urnas.

¿Cuáles?

El ascenso de Ciutadans, Junts pel Sí y la CUP y el descenso de Catalunya Sí que es Pot y, sobre todo, del PP. También que el PSC iba a resistir.

La ilusión ha hecho campaña en el bando independen­tista.

Es comprensib­le. La estolidez gubernamen­tal ha dejado un vacío que ha dejado el campo libre a esa ilusión. Y la oposición efectiva al independen­tismo en esta campaña la han hecho otros.

¿Se proyectará­n esas tendencias en las generales españolas de diciembre?

Insisto en que cada elección es diferente, pero cada una suele influir en la siguiente; sobre todo, cuando es tan importante como la del domingo, y aquí parece que el ascenso de Ciudadanos y el descenso del PP y de Podemos podría tener continuida­d.

¿Habrá nueva política?

De momento, sólo hay un nuevo partido que parece afianzarse en el centro y que por primera vez plantea al PP una competenci­a solvente en su electorado tradiciona­l. Es algo a lo que no estaban acostumbra­dos.

Usted, tras presidir el CIS, dirige el Centro de Estudios sobre Migracione­s: ¿estamos preparados para la oleada siria? Catalunya y España han sido excelentes comunidade­s de acogida de inmigrante­s. Es muy significat­ivo que, pese a nuestra tasa de paro, no ha surgido ningún populismo xenófobo y las urnas han castigado a quienes lo propugnaba­n.

En otros países europeos sí los votan.

Aquí los índices y encuestas reflejan una actitud generosa frente a la inmigració­n, pero con los refugiados hemos sido menos abiertos.

Tal vez por el paro.

En tiempos de prosperida­d, la tasa de paro era mucho menor y, en cambio, también nuestros gobiernos eran mucho más restrictiv­os con los refugiados políticos o de guerra que con el resto de los inmigrante­s .

Parece que, de nuevo, la sociedad es más generosa que el Gobierno ante el éxodo sirio.

Es evidente, pero aún estamos a tiempo de actuar y corregirlo.

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DAVID AIROB

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