El mar, la cloaca del Barcelonès

Compresas, toallitas, tampones... No, no estamos en una droguería, sino, por desagradable que resulte, en una playa cualquiera del Barcelonès durante y después de un temporal de levante como el que acabamos de tener. En el agua es todavía peor. Los practicantes del surf sabemos qué significa meterte a coger olas estos días: por un lado, la felicidad de uno de los deportes más absorbentes y que más te hacen sentir unido con el planeta. Por otro, la tristeza de ver que el mar está lleno de basura. Nuestra cloaca.

Aparte de los objetos que he mencionado antes, se perciben perfectamente partículas en suspensión, miles, como si el agua fuera una sopa de todos los restos que genera nuestro desconsiderado estilo de vida y nuestra nula sensibilidad por el medio ambiente. El agua huele a orina, a desechos... ¿Acaso nos creemos que esto no nos va a afectar? ¿Que podemos lanzar lo que queramos al mar y que va a desaparecer por arte de magia? Qué equivocados estamos. Todo eso se lo comen los peces, que luego nos comemos nosotros. Hace que mueran especies y que peligre el delicado ecosistema del que dependemos todos. Sólo por no verlo, no deja de estar ahí.

Por favor, aquellas personas que lanzan los desechos de sus objetos de higiene personal por el váter, ¡no lo hagáis! Y las empresas fabricantes, ¡indicadlo claramente en los envoltorios! A este paso, en el futuro, este será nuestro resto arqueológico más abundante y mejor conservado: las toallitas para limpiar porquería que flotarán a millones en el mar. No sé cuánto de esto tiene que ver, además, con el deficiente sistema de depuradoras de ciudades como Badalona, cuya agua está especialmente asquerosa. Con lo bonitas que son, eran, estas playas... EVA DALLO IBAR Badalona