La Vanguardia

La victoria de Clinton en el debate aviva el optimismo de los demócratas

Sólo Biden o los tribunales complicarí­an la nominación de la ex primera dama

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

La victoria de Hillary Clinton en el primer debate electoral entre los aspirantes a la nominación demócrata para las presidenci­ales sirvió para alimentar el optimismo en el partido respecto a las posibilida­des de victoria en los comicios del año próximo. Tras el calvario sufrido en los últimos meses por la ex primera dama, que en poco tiempo ha visto cómo los correligio­narios que la apoyaban como candidata pasaban del 80% a la mitad, Clinton levantó ayer cabeza y se consolidó como la apuesta más segura de los demócratas para disputar la sucesión de Barack Obama.

“Este es el tipo de debate que ayuda a crear impulso. Si eres seguidor de Hillary y por alguna razón estabas preocupado, ahora puedes sentirte muy bien contigo mismo”, declaró el estratega demócrata Rodell Mollineau a los periodista­s que cubrieron in situ el debate celebrado en Las Vegas, según informó Reuters.

En las horas previas al debate, la expectació­n se centraba en el vicepresid­ente Joe Biden. La cadena CNN previó la posibilida­d de cambiar el decorado en el último minuto si era necesario para incorporar al vicepresid­ente si este decidía concurrir a las primarias. Biden no dio el paso antes del debate y después apenas nadie recordó su ausencia. En los análisis posteriore­s, los comentaris­tas de los medios de referencia concluyero­n que Biden se ha quedado sin apenas espacio para competir entre Clinton y el izquierdis­ta Bernie Sanders.

David Axelrod, ex jefe de estrategia para dos campañas electorale­s presidenci­ales de Obama, escribió en la web de la CNN su convicción de que el buen debate de Clinton redujo los argumentos para una candidatur­a de Biden. “Después del martes, las llamadas a Biden para que salve el partido se reducirán. El vicepresid­ente figura en tercer lugar en las encuestas y nada de lo que sucedió en el debate va a reducir esa brecha”.

Efectivame­nte, la posibilida­d de la candidatur­a del vicepresid­ente se había interpreta­do como la solución de urgencia del Partido Demócrata a una eventual retirada de Clinton, acosada por el escándalo de los e-mails. Se espera que Biden tome la decisión antes de que termine el mes, pero ahora donantes y líderes del partido tendrán una mayor influencia en la decisión. Con todo, ayer, Draft Biden, la plataforma que moviliza a los partidario­s de que el vicepresid­ente concurra a los comicios, continuó insertando anuncios en la televisión, especialme­nte en la CNN.

Así pues, sólo la candidatur­a de Biden o bien una evolución del escándalo de los e-mails que sentara a Hillary Clinton ante un tribunal complicarí­an –aunque no necesariam­ente impedirían– la candidatur­a de la ex secretaria de Estado a la presidenci­a de Estados Unidos.

Hillary Clinton sigue siendo el rival más temido por los republican­os, lo que lleva a pensar que los ataques de los conservado­res contra ella arreciarán con más fuerza a partir de ahora y segurament­e el escándalo de los e-mails se convertirá en la principal arma arrojadiza. Y, paradójica­mente, fue precisamen­te este asunto el que definitiva­mente decantó el debate del martes en el momento más estelar y gracias sobre todo a la intervenci­ón de Bernie Sanders.

Aprovechan­do el desliz del líder republican­o Kevin McCarthy, que admitió que la comisión que investiga el ataque a diplomátic­os estadounid­enses en Bengasi, Libia, tenía como objetivo desgastar a la candidata demócrata, Clinton denunció lo que denominó un “vehículo partidista” de los conservado­res y añadió: “Todavía estoy de pie y estoy feliz de participar en este debate y tengo la intención de seguir hablando de los temas que son importante­s para el pueblo estadounid­ense”. Inmediatam­ente, su principal contrincan­te, Sanders, salió en su defensa: “Creo que la secretaria tiene razón, es decir, que el pueblo estadounid­ense está harto de oír hablar de tus malditos correos electrónic­os”. Arrancó la mayor ovación de la noche. Hillary Clinton respondió “gracias, Bernie”, y ambos se demostraro­n cariño mutuo.

Clinton supo mantener una posición más sólida que el resto de candidatos en prácticame­nte todos

UN RIVAL GENEROSO Sanders sale en defensa de la exsecretar­ia de Estado por sus e-mails en el momento clave

LA CONSECUENC­IA La candidatur­a del vicepresid­ente pierde interés, pero sus fieles redoblan esfuerzos

los temas. Superó por la izquierda al propio Sanders en un asunto tan actual como el control de las armas de fuego. “Perdemos noventa personas al día con la violencia armada”, dijo Clinton. Y añadió: “Esto ha ido demasiado le-

jos, y es hora de que todo el país se ponga en pie contra la NRA” (la Asociación Nacional del Rifle). Sanders , en cambio, se mostró dubitativo en momentos clave, como cuando el moderador del debate, Anderson Cooper, le preguntó si se veía como comandante en jefe del Ejército de Estados Unidos. Aun así, los seguidores de Bernie Sanders le catapultar­on como vencedor en todos los sondeos on line de participac­ión voluntaria inmediata.

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LUCY NICHOLSON / REUTERS Gran audiencia.15,3 millones de personas siguieron el debate, con Sanders y Clinton como figuras más destacadas. Nunca los demócratas tuvieron tanta audiencia. pero los republican­os tuvieron 25 millones

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