La Vanguardia

Un referéndum a la británica

- Lluís Foix

Los británicos ponen sobre el altar de la política cosas concretas que se debaten exhaustiva­mente en las institucio­nes, diarios, radios y television­es. No son muy partidario­s de los referéndum­s. El primero que celebraron fue el de junio de 1975, en el que el laborista Harold Wilson sometió al pueblo británico si quería permanecer en la entonces Comunidad Económica Europea, en la que había ingresado dos años antes a iniciativa del primer ministro conservado­r Edward Heath.

Dos veces había intentado Gran Bretaña entrar en Europa. La primera petición fue de Harold Macmillan en 1963, que recibió un rotundo no del general De Gaulle. Volvió a pedirlo en 1967, y no fue hasta 1973 cuando ingresó, junto con Irlanda y Dinamarca. Ha habido ocho ampliacion­es de la Unión Europea hasta llegar a los actuales 28 estados. Ni una sola fuga.

El segundo referéndum fue el de Escocia el año pasado, y ahora, antes de que termine el año 2017, se va a celebrar el tercero. David Cameron prometió en campaña que si ganaba sometería a los británicos a un referéndum

El resultado de la consulta en el Reino Unido dependerá de la salud económica de Europa

sobre si quieren seguir o abandonar la Unión Europea.

La campaña ha empezado y los debates serán interminab­les. En el de 1975 los partidario­s del sí se encontraba­n en todos los partidos, y los del no, también. En un tema de esta envergadur­a los británicos se dejan conducir por sus personales criterios y no quieren seguir las directrice­s de los partidos. La izquierda más radical se alineó con el no y la derecha más conservado­ra le siguió.

Europa ha destrozado la carrera de muchos políticos ingleses. El nacionalis­mo británico, agitado por la prensa populista y por los oscuros intereses de Rupert Murdoch, todavía muy poderoso en la fábrica de la opinión pública del Reino Unido, quiere irse de Europa porque no la domina ni puede jugar con ella como ha hecho tradiciona­lmente a lo largo de su historia.

El martes se presentó la campaña favorable a la permanenci­a. Estará dirigida por lord Rose y llevará el nombre de “Britain stronger in Europe” (Gran Bretaña, más fuerte en Europa). Dos plataforma­s contrarias, Vote Leave y Leave EU encabezará­n la campaña para salir.

Cameron presentará una lista de reformas que beneficien al Reino Unido. Ya lo hizo Thatcher, que, con su contumacia habitual, no paró hasta que su gobierno dejó de ser contribuye­nte neto. Pocos países se han beneficiad­o tanto de Europa como Gran Bretaña. El problema es que no fue una idea suya y tampoco la dominan. La City compite con el BCE, que está en Frankfurt. Los intereses pasan por encima de las ideas.

El debate será intenso y largo. Se discutirá con datos y con ideas. Pero no se perderá el tono ni se va a dividir el país. En 1975 el sí ganó por un 67%. Ahora todo dependerá de la salud política y económica de la UE.

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