Neymar pide el balón
Con Messi lesionado y Suárez tocado, el brasileño se centra en liderar al Barça
Desde que aterrizó en el Camp Nou en el verano del 2013, Neymar no ha parado de repetir que Messi es el mejor del mundo, que Leo es su ídolo y que aprende cada día jugando con él. Un mantra con el que se ha ganado al crack y al vestuario pero, a su vez, también le ha servido como escudo para crecer sin urgencias, a la sombra de Messi, hasta destaparse con 39 goles el curso pasado. Sucede que Leo cayó lesionado contra el Las Palmas el 26 de septiembre y todos los ojos se giran hacia Neymar para que lidere al equipo blaugrana hasta el retorno de la estrella indiscutible del Camp Nou. Cómodo cuando los focos se fijan en él, si algo quedó claro en el Sánchez Pizjuán, pese a la derrota del Barcelona, es que Ney va a pedir el balón.
No le va a asustar coger responsabilidades con 23 años. Neymar no sabe lo que es la presión. O mejor dicho, lo sabe muy bien porque ha convivido con ella desde jovencito, desde que debutó en el Santos y desde que viste el 10 de la selección brasileña pero a él nunca le ha pesado la etiqueta de sucesor de Pelé. Es tal su importancia en Brasil, que, en su ausencia por sanción, en los dos últimos partidos contra Chile y Venezuela, el país de los mediapuntas ha jugado sin número 10.
Neymar respondió la temporada anterior a los que le pedían más regularidad marcando sus 39 dianas en 30 partidos –entre ellos la final de Berlín–, al tiempo que Messi reunía sus 57 tantos en 35 duelos. Contra el Sevilla, suyos fueron la mitad de los diez disparos del
FRENTES ABIERTOS Su fútbol depende de su felicidad y le sirve de refugio de los dos casos con la justicia y la renovación
equipo de Luis Enrique a puerta, un poste y el único gol, de penalti. Pese a partir escorado desde la izquierda, se centró para dirigir el ataque. E incluso, como hace el argentino, recibió más retrasado y tras regatear prefirió hacer de asistente antes que chutar, buscando el beneficio colectivo.
Era su partido 100 y ese poso empieza a notarse. Además, el brasileño es consciente de que ahora el Barça le necesita. Messi estará fuera de combate al menos un mes más mientras que Luis Suárez lleva días sin entrenarse. El Barcelona tiene entre algodones al uruguayo, tocado muscularmente en la pierna derecha. Lo cierto es que las molestias no le impedirían jugar un partido pero debe reservarse hasta el sábado. Ese momento delicado en la delantera de los 122 goles es el que ha hecho que el club se incline por reforzar al equipo en el mercado de invierno. Nolito, bien conocido por el técnico, es el preferido.
Joven y brasileño, su fútbol depende de su felicidad. Sin ir más lejos aprovechó el fin de semana libre para volar a Río de Janeiro y bailar samba con la Batería de Grande Río. Pero unas buenas actuaciones también deben servir a Neymar para distraerse de sus dos casos con la justicia. En el primero, por delito fiscal, está imputado el presidente del Barcelona. En el segundo, DIS, que poseía un 40% de sus derechos en 2013, reclama más dinero por el traspaso, fijado inicialmente en 57,1 millones y aumentado después a 86,2.
El futbolista tampoco debería estar preocupado por su renovación. De hecho es su padre y representante el que está dando largas al Barcelona, que sospecha que el Manchester United puede estar mareando la perdiz. El contrato de Ney con el Barça vence en el 2018, por lo que el club tampoco tiene prisas. Sin embargo, al Barcelona sí que quiere dejar claro a Neymar que lo considera un crack de presente y futuro. Ahora le corresponde a un descansado Neymar pedir el balón. Tanto en el campo como fuera.