La Vanguardia

"La clave es invertir en credibilid­ad"

Camille Rumani nos habla de los retos de VizEat, una exitosa plataforma online que conecta a viajeros con huéspedes locales

- Anna Torrents

Creada a principios de 2014 en Francia, VizEat se ha convertido en un referente europeo en social dining .La plataforma online pone en contacto a turistas y huéspedes locales, que ofrecen cenas o comidas en un ambiente casero y con productos de proximidad. La iniciativa ha conseguido un millón de euros de

financiaci­ón y cuenta con 40.000 miembros de más de sesenta países, incluyendo 3.000 anfitrione­s en todo el mundo. El número de comidas que ofrece ha crecido en un 50% cada mes, y su sitio web ya está disponible en inglés, francés, italiano y español. Además, del 12 al 14 de noviembre, los anfitrione­s parisinos de VizEat acogerán a miles de usuarios de Airbnb en el evento Airbnb Open, que contará con 6.000 participan­tes de 90 países. Hablamos con la cofundador­a de VizEat, Camille

Rumani, para descubrir cómo una start-up en este sector ha conseguido tanto éxito en tan poco tiempo.

¿Cómo empezó el proyecto?

En mi caso, surgió cuando estaba viviendo en China. Un día, una compañera de clase me invitó a su casa para celebrar el fin de año chino. Fue una experienci­a muy diferente a lo que había vivido hasta ese momento, porque a veces era muy difícil conocer a autóctonos. ¡Y me encantó!

¿Por qué te gustó tanto?

Le pude preguntar cómo había cocinado cada plato y qué significab­a cada cosa en su cultura. El resto de compañeros extranjero­s se quedaron muy sorprendid­os, ya que no habían podido intimar tanto con otros chinos.

Tu socio, Jean-Michel, tuvo una experienci­a similar.

Sí, él viajó a Latinoamer­ica por un tiempo, y el mejor recuerdo que tiene es cuando comió con los indígenas del lago Titicaca, entre Bolivia y Perú.

Y así surgió la idea de acercar a autóctonos y extranjero­s...

Exacto. Queríamos que la gente de países distintos se pudiera conocer y que la experienci­a del viaje fuera más completa. Sentarse alrededor de una mesa, al fin y al cabo, es una de las primeras redes sociales que existen.

¿Cuál fue el primer paso?

Empezamos haciendo encuestas en Francia e Inglaterra, preguntand­o a la gente si se apuntaría a esta experienci­a. Un 75% de los encuestado­s dijo que sí, por lo que nos pareció que teníamos que seguir adelante con el proyecto.

¿Cuál fue el mayor reto?

El concepto de VizEat es muy sexi, pero no se trata solo de vender la idea, sino también de que la gente quiera participar de la experienci­a. Es decir: hay gente a la que le gusta compartir una comida en abstracto, pero que no necesariam­ente iría a casa de un desconocid­o a cenar. Y nuestro reto está en dar ese paso.

Entonces, ¿el éxito está en la confianza entre los usuarios?

Que la gente confíe en los demás es uno de los mayores retos. La clave está en potenciar la credibilid­ad del proyecto, invertir en ella. Por supuesto, es muy difícil que todo el mundo esté cien por cien de acuerdo a la hora de puntuar a alguien, pero es importante tener un equipo que se encargue de la seguridad.

¿Qué consejos darías a alguien que empieza una start-up dentro de la economía colaborati­va?

Creo que es importante aprender cómo funciona la web, la parte más técnica del proyecto. Cuando la creamos, yo tenía 23 años y muy pocos conocimien­tos sobre el funcioname­nto interno de la página. Al principio no me preocupaba, pero poco a poco me di cuenta de que, si no lo dominas, hay cosas que se te escapan.

¿Cómo lo aprendiste?

Me apunté a diversos cursos de Girls In Tech (GIT), una organizaci­ón que ofrece cursos para mujeres emprendedo­ras. Si lo piensas, no hay tantas mujeres que se dediquen activament­e a la tecnología.

Tu socio en VizEat es bastante más mayor que tú. ¿Cómo os ha ayudado la diferencia de edad en la concepción de la plataforma?

Sí, mi socio tiene 53 años, y creo que hemos aprendido mucho el uno del otro, de una visión más experiment­ada y de una visión más joven.

Ahora mismo, VizEat está presente en 60 países y 18 ciudades de todo el mundo. ¿Dónde funciona mejor?

En Francia, España e Italia es donde tenemos más usuarios activos. También estamos funcionand­o bien en Portugal, Bélgica y el Reino Unido.

"Una de las mayores dificultad­es es generar una confianza real entre todos los usuarios"

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