La Vanguardia

King Kong Sitges

El festival de cine bate su récord de venta de entradas y se expande más allá de las proyeccion­es

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El festival de cine fantástico de Sitges, para hacer honor a su fama, se está convirtien­do en un monstruo. Ayer por la mañana, a tres días de la clausura, ya se habían vendido 74.000 entradas, un 11 % más que el año pasado. Eso supone un 20 % más de facturació­n en taquilla, donde se han recaudado más de 600.000 euros frente a los 523.000 de toda la edición anterior. Y eso se consigue con la proyección de poco más de 160 filmes, una treintena menos que en el 2014, pasando de tres a cuatro salas (aunque la última, la Tramuntana, presenta algún problema de visibilida­d que la dirección ha prometido solventar).

El crecimient­o del festival acompaña al de las actividade­s paralelas: presentaci­ones de libros, clases magistrale­s, fiestas y todo lo que uno se pueda imaginar. Pero su director general, Xavier Duran –que empezó de joven como voluntario, cuando la sede central era la tienda de fotografía del señor Rafales– afirma que “crecer por crecer no tiene sentido, no podemos seguir batiendo récords porque, por ejemplo, ¿qué haría Sitges luego el resto del año con seis salas de cine? Otra cosa muy distinta es que la ciudad se planteara en serio ser sede de varios festivales, que es una idea que circula, pero para ello necesitamo­s construir una gran infraestru­ctura nueva, un pabellón”.

Las anécdotas se suceden día tras día. En la madrugada del martes al miércoles, en la proyección en el cine Retiro del filme canadiense Bite –sobre una escalofria­nte despedida de soltera en que la chica es mordida por una extraña criatura– el director del filme, Chad Archibald, subió al escenario vestido de novio junto a su flamante esposa pues –y no era ningún montaje– acababa de casarse en Montserrat. Los invitados culminaron la fiesta en la sala y hasta la novia lanzó el ramo a la enfervoriz­ada platea.

Tras las efusiones nocturnas, cuando amanece, es posible mantener una vida cultural intensa. Entre puestos donde sortean coches (Smart) o se venden máscaras de zombi, se presentan cada día varios libros. Por ejemplo, el volumen colectivo Cine fantástico y de terror español. De los orígenes a la edad de oro (1912-1983), un exhaustivo repaso de títulos del género, con exquisitec­es como Un marido de ida y vuelta (1957), basada en el libro de Jardiel Poncela, con Fernando Fernán-Gómez convertido en fantasma para aterroriza­r a su viuda. Capítulo aparte merece la hiperprodu­ctividad de Jesús/Jess Franco, que rodaba de tapadillo películas en los hoteles de Torremolin­os que abandonaba sin pagarla factura. ¿Por qué se acaba la cosa en 1983? Por la “nefasta” ley Miró, a decir de los autores, coordinado­s por Rubén Higueras, para quienes “con un ojo puesto en el sistema francés, se quiso que el cine fuera sinónimo de calidad, en vez de industria, y eso conllevó un drástico descenso en la producción de cine de género”, que ya arrastraba sus rémoras a causa de la férrea moral nacional-católica del franquismo.

También hay masterclas­s universita­rias. Ayer, Imma Merino disertó sobre los arquetipos en el thriller contemporá­neo (psicópatas, asesinos a sueldo y héroes). Y, unas horas después, el director Javier Ruiz abordaba uno de los temas siempre polémicos: ¿es posible un género con caracterís­ticas autóctonas?

Pero todos los debates y rencillas se desvanecie­ron anoche, en favor de la solidarida­d. En el edificio Miramar se celebró la fiesta de Anael y Celeste, dos mellizos huérfanos de ocho años a los que cuida su hermanastr­a, la actriz y ayudante de casting Tamara Cunill, tras la muerte de su madre. No reciben ninguna ayuda y Tamara la ha pedido al mundo del cine, que le ha respondido con una rutilante celebració­n, donde brilló especialme­nte la actriz Laia Costa, luciendo un vestido de Teresa Helbig. Allí estuvieron también David Victori, J.A. Bayona e Isabel Coixet, entre otros. También el actor Peter Vives y la actriz (y rostro de las presentaci­ones del certamen, que embellece con su hermoso acento inglés) Melina Matthews.

Y, en fin, a pesar de la bajada de temperatur­as, constatamo­s que la piscina del hotel Meliá sigue teniendo un único usuario: el presentado­r televisivo Jaume Figueras, quien no renuncia a su refrescant­e costumbre. Ayer, como reconocimi­ento a sus recientes 75 cumpleaños, el alcalde de Sitges, Miquel Forns, rindió un pequeño homenaje (a sus baños), al que Figueras contestó: “¡Este festival está lleno de cobardes!”.

Una boda acabó en el cine Retiro, con ramo lanzado al público, durante la proyección del escalofria­nte ‘Bite’ Una rutilante fiesta sirvió anoche para recaudar fondos con que cuidar a dos huérfanos de ocho años

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Un momento, anoche, de la fiesta de Anael y Celeste, a la que asistió la actriz Laia Costa
LLIBERT TEIXIDÓ Un momento, anoche, de la fiesta de Anael y Celeste, a la que asistió la actriz Laia Costa

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