La Vanguardia

Justicia y Fiscalía negocian para evitar que fracase la ley procesal

El Gobierno intenta salvar la reforma que pone plazos máximos a los sumarios

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Ante la protesta masiva de jueces y fiscales, el Gobierno ha reaccionad­o para evitar que fracase la reforma procesal que entrará en vigor en diciembre próximo. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, se reunirá el próximo día 20 con el Consejo Fiscal, máximo órgano representa­tivo de la carrera, que ya hace meses advirtió de las deficienci­as de los cambios legales introducid­os en la Ley de Enjuiciami­ento Criminal (Lecrim). El punto de mayor fricción es la limitación de los plazos máximos para la instrucció­n de los sumarios, que será de seis meses para los procesos ordinarios y de dieciocho en los de especial complejida­d.

Con diferentes acentos y en distintos grados, pero todas las asociacion­es de jueces y fiscales –seis de ellas en una declaració­n conjunta– han reaccionad­o ante la puesta en marcha de la ley con duras críticas, porque la consideran de imposible cumplimien­to. Pero el reproche que más teme ver confirmado el Gobierno es que la reforma pueda crear espacios de impunidad. La posibilida­d es remota, pero existe. Y es que la nueva ley, incluso si fuera derogada por el próximo gobierno, habría generado –según los propios fiscales– periodos ventana en los que es probable que no hayan concluido determinad­os procesos, lo que daría pie a estrategia­s de defensa que cuestionar­an toda la investigac­ión.

Lo que jueces y fiscales piden, como mínimo, es que se acuerde una moratoria para la entrada en vigor de la ley. Lo quiere sobre todo la Fiscalía, porque han de ser sus miembros los que, cumplidos los plazos máximos para la instrucció­n, insten a los jueces para el cierre de los procesos. Tanto la conservado­ra Asociación de Fiscales (AF) como la Unión Progresist­a de Fiscales (UPF) creen que no se puede garantizar que en seis meses se va a tener un control exhaustivo de todas las causas penales en curso en España. Se calcula que para asegurarlo habría que revisar no menos de 700.000 procedimie­ntos. “Algunos de ellos yacen en los sótanos de los edificios judiciales”, manifestab­a ayer un fiscal de los que ha suscrito la carta al ministro de Justicia en la que se pide que se frene la reforma, por considerar que sus objetivos son “de imposible cumplimien­to”. La misiva ha recogido ya más de un millar de firmas, todo un récord, según se afirma en todos los ámbitos de la carrera, que da idea del grado de rechazo cosechado por el proyecto de “instrucció­n exprés”.

La Fiscalía General del Estado comparte en buena medida los temores de una representa­ción tan amplia de la carrera, pero quiere desempeñar un papel de puente para buscar soluciones. En este sentido ha propuesto refuerzos de los sistemas informátic­os, que permitiría­n, al menos, mejorar el control del estado de las causas. Pero las asociacion­es de fiscales estiman que la ley es sencillame­nte utópica y que sus objetivos resultaría­n inalcanzab­les incluso con inversione­s urgentes que en modo alguno están previstas. Por el contrario, la reforma procesal ha nacido sin ir acompañada de una memoria económica. Las asociacion­es de jueces y fiscales consideran que esa es la mejor prueba de su falta de realismo, porque estiman que es literalmen­te imposible acelerar los procedimie­ntos a coste cero.

El ministro Catalá se reunirá con el Consejo Fiscal ante la protesta generaliza­da de jueces y fiscales

 ?? JUAN CARLOS CARDENAS / EFE ?? El ministro Catalá se enfrenta a la revuelta de los fiscales por una ley “de imposible cumplimien­to”
JUAN CARLOS CARDENAS / EFE El ministro Catalá se enfrenta a la revuelta de los fiscales por una ley “de imposible cumplimien­to”

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