La Vanguardia

La raíz del abrazo

- Remei Margarit R. MARGARIT, psicóloga y escritora

Una pequeña historia: un niño de cuatro años, que ya duerme en su habitación, se despierta a media noche, corre hacia la habitación de sus padres y les dice: “Dejadme sitio”, y se arrebuja en medio de su padre y su madre, y se vuelve a dormir bien seguro de sentirse protegido en el nido. Otra pequeña historia: una mujer de mediana edad, divorciada y con hijos crecidos ya fuera del casa dice: “Lo que yo quiero es que me abracen”, y tal vez espera encontrar un abrazo como el que ella quiere.

Hasta aquí las dos historias, el niño, mientras duerme siente la seguridad del contacto físico de sus padres, lo que da una pauta para pensar que este sentimient­o de seguridad de la infancia –si es que ha sido una infancia bien cuidada– tiene que ver con el contacto físico con otro ser humano, una manera de conjurar el sentimient­o de soledad inherente a nuestra condición humana. Pero mientras crecemos y configuram­os nuestra propia individual­idad, los contactos físicos adquieren otro sentido, porque en cada persona existe una medida propia de la proximidad y la distancia, y un contacto físico persistent­e, pronto puede convertirs­e en un agobio insoportab­le.

Siempre es cuestión de una medida personal, ni tiene remedio, porque ello tiene que ver con la sensibilid­ad de cada cual. Nos enviamos abrazos por escrito, aunque en ellos la distancia ya está asegurada. Hasta hoy, nadie que yo conozca, no soportaría una persona que le abrazara con persistenc­ia.

Quizás porque el abrazo, en la vida adulta, ya es un símbolo, una muestra de afecto con la condición de que sea puntual y corto. Ya no es aquella condición de seguridad del nido del niño que se arrebuja en la cama junto a sus padres, sino que es más una declaració­n de buenas intencione­s en lo que concierne a la relación entre las personas. Ya no hablo del erotismo, porque es toda otra cosa, pero incluso en él, aunque se dé en los términos de la pasión, el abrazo también es fugaz, tal vez por la necesidad de retornar a uno mismo.

Es necesario, pues, escoger entre perderse en la fusión con otra persona, y ello tiene un precio muy alto, o respetar la distancia y tan sólo sugerir el amor o el afecto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain