En plena Boqueria
Casa Guinart quiere se un guiño para los barceloneses
Oscar Manresa tenía 32 años y ocupaba un cargo destacado en una multinacional del sector informático. Tenía inquietudes y gusanillo gastronómico y se apuntó a uno de los interesantísimos y concurridos cursos de cocina que desde hace años imparte May Hofmann. Le gustó este mundo, dejó la multinacional y abrió hace 20 años su primer restaurante, El Magatzem del Port en el Port Vell. Tuvo éxito y abrió otro en un emplazamiento privilegiado, Torre d’Alta Mar. El éxito siguió y en Gavà abrió el Kauai, que también fue un gran acierto. Y desde hace 3 años ha puesto al día, junto con la tercera generación Guinart, la centenaria Casa Guinart en plena Rambla y en plena Boqueria. Cuando habla de la Boqueria se emociona y comenta el privilegio que es poder pasear y comprar a diario en el mercado selecto más grande del mundo. También le unen otros vínculos con la Boqueria, ya que uno de sus más emblemáticos puestos de pescado, La Siseta, es propiedad de su esposa.
Al abrir Casa Guinart, se puso como objetivo, a pesar de su ubicación, que su restaurante fuera para gente de Barcelona, no para “guiris”, y realmente lo ha conseguido. Pero además, y como en el circo, “mas difícil todavía”: acaban de ver la luz dos nuevos proyectos. El Altar, un reservado en un piso al lado de Casa Guinart y también en los pórticos del mercado, el Homenaje.
En Casa Guinart, 5 a Taula pudo disfrutar con unas exquisitas y bien preparadas gambas, seguimos con un risotto con sepia y ceps y acabamos con un revuelto con chorizo. Lo acompañamos de un extraordinario magnum de cava Torelló.
Cuenta Oscar que con la informática no se divertía y con la cocina se divierte a tope. Su objetivo es ofrecer a su clientela unas experiencias gastronómicas diferentes basadas en la cocina mediterránea de mercado y de producto.
Moraleja, cuando una vocación es fuerte y el esfuerzo es importante, los resultados casi siempre son exitosos.