La Vanguardia

El adiós de la ‘política pop’

LA PRESIDENTA DEL PP VASCO ENTRÓ EN POLÍTICA HACE 20 AÑOS TRAS UN ASESINATO DE ETA Y HA DIMITIDO POR DEFENDER UNA MOCIÓN PARA GESTIONAR EL FINAL DE LA BANDA TERRORISTA QUE NO HA TENIDO EL APOYO DE SU PARTIDO

- FLORENCIO DOMÍNGUEZ Bilbao

Arantza Quiroga (Irún, 1973) ha abandonado esta semana la presidenci­a del PP vasco a raíz de una iniciativa encaminada a gestionar políticame­nte el final de ETA que no encontró suficiente respaldo en su propio partido. Una paradoja en la trayectori­a de una mujer que entró en política hace veinte años, siendo todavía una estudiante universita­ria, como respuesta al asesinato del dirigente del PP Gregorio Ordóñez en 1995.

La actividad de la banda terrorista ha marcado la trayectori­a pública de un buen número de dirigentes políticos vascos, pero en algunos casos, como el de Quiroga, mucho más que otros. Han pasado las dos últimas décadas viviendo con protección policial, sabiendo que estaban en el punto de mira, que la amenaza no era teórica, sino un peligro real que tenían que sortear cada día.

Los archivos centrales de ETA, intervenid­os en Francia en el 2003, guardaban una extensa informació­n sobre Arantza Quiroga. Contenían datos de su domicilio, el de sus padres, datos personales, académicos e informació­n sobre sus costumbres: “En el año 1998 aparece en la televisión francesa con sus guardaespa­ldas explicando “lo mal que viven –apuntaban los etarras–. Ella es rubia (...). Estudiante de Derecho en los años 97-98, matriculad­a de 4.º y 5.º . Presidenta de NN.GG., soltera (...). En verano suele ir a las playas de Hondarribi­a y Hendaya, le gustan mucho”.

Arantza Quiroga es hija de un emigrante de Valladolid y de una vecina de Andoain vascoparla­nte. En su familia votaban al PNV y cuando cumplió los 18 años y fue a votar por vez primera, su madre le dio una papeleta de ese partido, pero ella dijo que iba a votar a José María Aznar.

El asesinato del carismátic­o líder del PP guipuzcoan­o Gregorio Ordóñez, en 1995, motivó la afiliación de Arantza Quiroga a ese partido. Aquel crimen provocó la implicació­n en la vida pública de un grupo de jóvenes, entre los que estaba también Borja Semper, que no querían permanecer de brazos cruzados y decidieron asumir un compromiso arriesgado con el PP. Era el momento en que ETA comenzó el asesinato de cargos públicos del PP y del PSE por lo que casi desde el comienzo de su carrera política tuvo que vivir con protección. Fue elegida concejal de Irún en 1995 y una legislatur­a más tarde de la localidad de Oñate. El PP tenía que cubrir listas como fuera en localidade­s donde tenía votos pero no tenía ningún militante ni simpatizan­te dispuesto a significar­se.

“El día que mataron a José Ramón Caso (concejal de Irún asesinado en diciembre de 1997) me metí en la cama con mi madre del miedo que tenía”, ha reconocido Quiroga que compara aquella situación con la novela de los diez negritos. “En Guipúzcoa nos reuníamos los concejales y nos preguntába­mos cuál sería el siguiente”.

Vivir con un escolta detrás a todas horas afecta a aspectos insospecha­dos de la privacidad. Quiroga recordaba la vergüenza que pasaba al discutir con su novio delante de sus protectore­s. Tenía más reparos en discutir en público que en besar al novio ante sus escoltas. La situación de amenaza influyó también en los estudios universita­rios: aunque comenzó Derecho en la Universida­d del País Vasco, terminó la carrera en la UNED porque de esa forma evitaba tener que acudir al campus de San Sebastián.

Casada con Álvaro Arrieta, empresario del sector de la organizaci­ón de eventos deportivos y socio del vicepresid­ente del Barça Carles Vilarrubí, Arantza Quiroga es madre de cinco hijos, el más pequeño de poco más de dos años y el mayor de trece.

Quiroga, contraria al aborto, es mujer de conviccion­es cristianas que reconoce públicamen­te sin complejos. “Soy católica y si el Papa dice eso (contra el preservati­vo) asumo la doctrina de la Iglesia con todas sus consecuenc­ias”, explicó en una entrevista a raíz de una polémica que provocó al declararse contraria al uso del preservati­vo. Eso ha hecho que en ocasiones haya sido acusada de conservado­ra por algunos adversario­s, pero Quiroga se defiende

con una cita de Pericles que ha utilizado en alguna ocasión: “Somos libres y tolerantes en nuestras vidas, pero en los asuntos públicos nos ceñimos a la ley”. Por sus conviccion­es católicas se le ha asociado reiteradam­ente con el Opus Dei, algo que niega con la misma naturalida­d con que reconoce sus creencias y que reconoce que estudió en un centro de la Obra.

En el PP cuentan que Quiroga impresionó favorablem­ente a Aznar en 1997 cuando el entonces presidente la vio intervenir en un acto del partido celebrado en Madrid. Al año siguiente fue elegida parlamenta­ria vasca. El pacto entre el PP y el PSE para hacer lehendakar­i al socialista Patxi López, en el 2009, hizo posible que la presidenci­a de la cámara recayera en un militante popular. El entonces presidente Antonio Basagoiti eligió a Arantza Quiroga para el cargo, con el que ganó una gran proyección política y que desempeñó el puesto con eficacia.

Cuando Basagoiti se retiró de la política en el 2013 Quiroga se convirtió en nueva líder de los populares vascos aportando una nueva imagen con la que quería alejar a su partido de la etapa de la resistenci­a al terrorismo para adaptarlo a un tiempo en el que la banda ha abandonado la violencia, aunque siga en la sombra condiciona­ndo parte de la vida pública.

La retirada de María San Gil, en el 2008, hizo avanzar un paso su carrera política al convertirs­e en vicesecret­aria general y la renuncia de Basagoiti la lanzó a la presidenci­a del partido. En este puesto no lo tuvo fácil. En el congreso del 2014 se enfrentó al sector alavés al decidir cesar a Iñaki Oyarzabal como secretario general del PP vasco, a pesar de tener un amplio respaldo en las bases del partido. Enfrente tuvo a los alaveses liderados por Alfonso Alonso. El conflicto estaba protagoniz­ado por sectores del PP vasco, pero también tenía una proyección del pulso que se libraba en el PP nacional. Alonso contaba con el respaldo de la vicepresid­enta Soraya Sáenz de Santamaría, mientras que Arantza Quiroga estaba respaldada por Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP que en el 2009 le había enviado una cesta de flores para felicitarl­e por su elección como presidenta del Parlamento.

Arantza Quiroga ha dimitido por una iniciativa sobre la pacificaci­ón que su propio partido no ha comprendid­o. Vistas las consecuenc­ias, la polémica y el conflicto que ha suscitado es evidente que se ha tratado de un error político. Pero si de algo no se le puede acusar es de incoherenc­ia. Quiroga, desde hace años viene defendiend­o la necesidad de abrir el espacio de su partido en el País Vasco. Esa línea de pronunciam­ientos fue especialme­nte clara cuando los populares vascos vivieron la crisis provocada por la renuncia de María San Gil. Arantza Quiroga apoyó el esfuerzo de Antonio Basagoiti de cambiar la imagen del PP, de dejar de aparecer como un partido bronco y arisco, y de romper el aislamient­o. Pusieron en marcha lo que denominaro­n política pop, pero el éxito no les ha acompañado en esta apuesta. El PP vasco no ha podido cortar la pérdida paulatina de votos, muchos de ellos en favor de un PNV al que los votantes del centro derecha no nacionalis­ta ven como una opción útil para frenar a la izquierda abertzale.

 ?? F.DE LA HERA / DIARIO VASCO ?? Arantza Quiroga, de 42 años, ha ocupado durante dos años y cinco meses el cargo como presidenta del PP vasco
F.DE LA HERA / DIARIO VASCO Arantza Quiroga, de 42 años, ha ocupado durante dos años y cinco meses el cargo como presidenta del PP vasco

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