Rajoy admite que Catalunya es el problema más grave
OeEl presidente no estima prioritaria la reforma de la Constitución oeConvoca elecciones y reivindica la recuperación económica
Con un balance económico triunfalista que a juicio del presidente del Gobierno demuestra que España “ha cambiado la cara” y ha pasado “de la recesión al mayor crecimiento entre los países grandes del euro”, y de perder 1.430 empleos al día a crear 1492, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer, en una rueda de prensa celebrada en el Palacio de la Moncloa, la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones para el 20 de diciembre.
Un balance económico del que Rajoy destacó lo que considera que han sido sus tres ejes: empleo, crecimiento económico y confianza, que han sido posibles gracias a las reformas que se han acometido y se ha hecho “con orden”, gracias, subrayó “a la estabilidad política, que ha sido decisiva para la recuperación”.
Pero Rajoy admitió que mientras cuadraba las cuentas, tuvo que afrontar importantes problemas, “el de mayor gravedad”, asumió, “el desafío secesionista de la Generalitat de Catalunya; un desafío a la legalidad democrática que ha fracturado a la sociedad catalana y que no tiene más fundamento que la deslealtad del Gobierno de la Generalitat para con la Constitución de 1978, que es la que ha ofrecido mayores cotas de autogobierno para Catalunya en toda su historia”.
Un desafío que se mantiene para la próxima legislatura, pero sobre el que el presidente del Gobierno no va a hacer ninguna propuesta porque no puede plantear nada ni permitir ningún referéndum que vaya en contra de la “soberanía nacional, la unidad de España ni la igualdad de todos los españoles”.
Aunque Rajoy se mostró dispuesto a “escuchar” las reformas de la Constitución que quieran plantearlas demás fuerzas, ayer confirmó que el programa electoral del PP no la incluirá, porque no cree que sea una prioridad en España ni sea una demanda de la sociedad.
Además, si bien está convencido de que se podría llegar a acuerdo en cuestiones como la sucesión de la Corona, para eliminar la prevalencia del barón sobre la mujer, no ve, “después de escuchar a las distintas fuerzas políticas, que haya un consenso sobre el tema fundamental”, dijo, “porque, no nos engañemos, el tema fundamental que se está planteando con la reforma de la Constitución es el modelo territorial”.
En la misma línea subrayó que no ha escuchado “ninguna propuesta que sirva para resolver los problemas que tenemos en este momento”.
Eso sí, Rajoy insistió en que “nunca me he negado a dialogar, a negociar ni a escuchar las propuestas del señor Mas”, pero “no le he engañado sobre los límites de ese diálogo”, porque “no puedo dialogar ni negociar sobre lo que no me pertenece, y la soberanía nacional es competencia exclusiva del pueblo español”. Se puede hablar, por ejemplo, de financiación autonómica, pero “tendremos que hablar todos”.
A pregunta de los periodistas sobre la posibilidad de que el Parlament de Catalunya aproveche de aquí a la constitución del nuevo gobierno para hacer una declaración unilateral de independencia, el presidente del Gobierno subrayó que tiene previsto todos los mecanismos para hacer frente a ese desafío, “porque es mi obligación”, pero que espera “que no tengamos que tomar ninguna decisión, porque el sentido común y la razón acaben imponiéndose”.
Otro de los asuntos de los que Rajoy habló como problemas que ha tenido que afrontar, y del que no suele hablar muy a menudo fue la corrupción, y se mostró “plenamente consciente del daño y el descrédito que estos episodios han causado a la percepción de la políti-
ca entre los ciudadanos, y consecuentemente, a la confianza entre administradores y administrados”, pero destacó que ha afrontado el problema, y ahí está “la batería de reformas legales” que se han aprobado, y que “jamás se habían aprobado en España”, para prevenir la corrupción.
Aunque se trataba de hacer balance, el presidente del Gobierno también tuvo que afrontar preguntas sobre el futuro, tras las elecciones, y en especial los pactos postelectorales, aunque Rajoy trató de esquivar un pronunciamiento sobre la posibilidad de pactar con Ciudadanos, pero también sobre cuál será su futuro si pierde las elecciones o no consigue formar gobierno.
“Gobernaremos con quien digan los ciudadanos”, aseguró, aunque reiteró que si el PP con él a la cabeza no es la lista más votada “no voy a intentar formar gobierno, porque yo respeto a los ciudadanos, y lo que dicen”.
De que alguien quiera su ca-
beza para dar su apoyo al PP, no quiere ni oír hablar: “Lo que haré es cuanto esté en mi mano para poder seguir gobernando, “porque es lo que conviene a España”. Es más, cree que sería “muy triste y muy duro, y supondría haber perdido mucho tiempo”, no gobernar, porque supondría “dar marcha atrás a lo que se ha hecho en estos cuatro años de gobierno del PP, cuando se han sentado las bases de futuro, ya creamos empleo y las cosas se ven de otra manera”.
Por eso, el mensaje repetido por dos veces por el presidente del Gobierno fue, al preguntarle por los pactos postelectorales. “La gente debe reflexionar a quien da su voto, porque igual luego se encuentra con que su voto se utiliza para algo distinto de la intención con la que lo emitió”, en una clara referencia a Ciudadanos .
Rajoy no fue autocrítico con su gestión estos cuatro años y al ser preguntado como pediría a un católico que le votara, subrayó, tras aclarar que él es católico, que “no le pedirá que me vote por ser católico”, sino por lo que propone, ya que en España hay libertad religiosa aunque haya una relación prioritaria con la Iglesia católica. El presidente concluyó que “no voy a agredir a ninguna religión y menos a la católica”.