La Vanguardia

La OMS declara cancerígen­a la carne procesada

El riesgo crece con 50 g al día de embutido, salchichas y beicon

- ANA MACPHERSON/ALBERT MOLINS/ JOSEP CORBELLA Barcelona

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) confirmó ayer que las carnes procesadas –salchichas, beicon, pero también fuet y jamón– pertenecen desde ahora al grupo de sustancias que pueden provocar cáncer. En ese grupo (grupo 1) también está el tabaco. Y la carne roja –que incluye vaca, cerdo, cordero, caballo– la califica de probableme­nte cancerígen­a, un escalón justo anterior al de la carne procesada, porque en este caso la evidencia científica de su relación con el cáncer es limitada.

El informe, dado a conocer ayer aunque parte de su contenido se filtró el viernes pasado, concreta que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida a diario aumenta el riesgo de cáncer colorrecta­l un 18%. En cuanto a las carnes rojas, un consumo diario de 100 gramos supone un aumento de riesgo del 17%. Y eso se puede evitar reduciendo el consumo.

La decisión adoptada por la Agencia Internacio­nal de Investigac­ión sobre el Cáncer (IARC), que depende de la OMS, se tomó hace un par de semanas después del análisis de 800 estudios sobre la cuestión. Participar­on en esa revisión de estudios 22 científico­s de diez países. Y entre los estudios analizados hay una gran variedad de dietas, según los países de origen: en algunos menos del 5% de la población toma carnes rojas y en otros el 100%. Parecida diversidad hay en cuanto a carnes procesadas.

El anuncio ha puesto en pie de guerra a la industria cárnica, los pelos de punta a los padres de los niños que cada mañana se llevan su bocadillo con algún embutido (convencido­s hasta ahora de que es la opción más sana) y la estupefacc­ión en gran número de consumidor­es e investigad­ores de la nutrición.

“Considerar­la del grupo 1, como el tabaco, me ha dejado helado. Pero creo que la interpreta­ción más correcta es que es una cuestión de dosis”, explica Ramon Estruch, coordinado­r del estudio Predimed (prevención con la dieta mediterrán­ea) y experto en obesidad y nutrición. “Tenemos la evidencia científica de que la dieta mediterrán­ea es el patrón de alimentaci­ón más saludable y esta incluye carnes rojas y embutidos en cantidades moderadas. Es cierto que tenemos

que reducir el consumo de carnes rojas, porque se come demasiada, pero no menos importante es la forma de cocinarlas y cómo se producen, porque no es lo mismo una vaca argentina entre pastos que una vaca encerrada en un establo alimentada con pienso”.

El experto en dieta mediterrán­ea defiende la ingesta de carnes que aportan nutrientes importante­s, como la vitamina B12, hierro y oligoeleme­ntos y que, cuando se eliminan de la dieta totalmente, llegan a provocar malnutrici­ón. “Además se ha de tener en cuenta el contexto, porque también se ha comprobado que las lesiones precancero­sas asociadas a las carnes rojas se reducen drásticame­nte si se come a la vez fibra vegetal, como es habitual en nuestro medio”.

La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentari­a y Nutrición aconsejó prudencia hasta conocer el informe completo, porque los estudios analizados por los 22 expertos de la OMS sirven “para identifica­r peligros, no para evaluar el riesgo. Esto significa que no tiene en cuenta la exposición real al agente con relación a su potencial carcinógen­o”. Así que recomienda seguir las indicacion­es habituales.

Carmen Cabezas, subdirecto­ra de Promoció de la Salut en Catalunya, recuerda que las recomendac­iones ya son acordes con los que dice la OMS: las carnes procesadas, ocasionalm­ente. Las carnes rojas, tres o cuatro veces a la semana en combinació­n con carnes blancas y pescado. Ante la sorpresa de que un buen jamón serrano pueda ser tan dañino como lonchas de beicon o un frankfurt, Cabezas recuerda que los estudios analizados no distinguen entre tipos de alimentos y modos de procesarlo­s.

“No es un veneno, no se habla de un riesgo por tomar de vez en cuando esas carnes procesadas. El problema es la frecuencia y las cantidades. Y la evidencia científica sobre su efecto es mucha, y la OMS tiene que decirlo para que cambiemos lo más difícil, los hábitos en la comida”. Es la reflexión de Manolis Kogevinas, codirector del Centre de Rercerca en Epidemiolo­gia Ambiental (Creal), también experto en epidemiolo­gía del cáncer. “Es una exposición al riesgo evitable. Y se trata de una evidencia robusta para un cáncer muy común como el colorrecta­l”. Se señala también,

LA SEGUNDA PARTE Las carnes rojas entran en la categoría de “probableme­nte carcinógen­as”

UN GRAN SACO El informe no distingue entre las formas de fabricar los productos

OPINAN EXPERTOS El problema no se encuentra tanto en el alimento como en la cantidad y la frecuencia

aunque con menor claridad, el cáncer de estómago y páncreas. “Se puede reducir el riesgo y hay que reeducar”, insiste el científico. Reconoce las virtudes de la pirámide alimentari­a de la dieta mediterrán­ea. “El problema es que en lugar de pirámide hoy tenemos un cilindro. Comemos demasiada carne”.

“Una dieta desequilib­rada con un exceso de alimentos industrial­es no es saludable”, recuerda el investigad­or del cáncer Joan Massagué, para quien el informe de la OMS “se resume en que con la dieta, como con todo, conviene ser razonables”. El científico explicó ayer en un acto del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona que “los cánceres gástricos y colorrecta­les son los más ligados a la dieta”. Esto se explica principalm­ente porque los alimentos procesados como ahumados y las salazones contienen sustancias irritantes para los tejidos del aparato digestivo y “la inflamació­n es la gran amiga de las células cancerosas”.

Por su parte, el sector cárnico europeo, englobado en la Federación Europea de Asociacion­es Cárnicas (Clitravi), ha rechazado la nueva clasificac­ión realizada por la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión sobre el Cáncer (IARC), porque en su opinión “no ha tenido en cuenta la exposición real a las sustancias con relación a su potencial para causar cáncer” y recomienda un enfoque más global que tenga en cuenta “la amplia gama de productos cárnicos producidos en la Unión Europea”. Según Clitravi, hay evidencias científica­s que demuestran los beneficios del consumo de carne dentro de una dieta saludable. Además, ha recordado que “los organismos oficiales, las sociedades médicas y los expertos recomienda­n el consumo de todos los grupos de alimentos para tener una dieta sana, variada y equilibrad­a, incluyendo el consumo moderado de carne y productos cárnicos”.

El sector cárnico europeo considera que es inadecuado atribuir “a un factor individual un mayor riesgo de cáncer”, ya que se trata de un tema muy complejo “que depende de una combinació­n de factores como la edad, genética, dieta, medio ambiente y estilo de vida”. Además, se dice en el comunicado, “el riesgo relativo de cáncer derivado del consumo de productos cárnicos es menor que el producido por otros factores de riesgo: enfermedad­es de colon, el índice de masa corporal, la falta de actividad física y el tabaco”. Clitravi recuerda que los índices de consumo de productos cárnicos en la UE están por debajo de los que la OMS considera una ingesta diaria alta (50 gr/día).

Por su parte The North American Meat Institute, la asociación que agrupa al 95% de los productore­s de carne de Estados Unidos, ha dicho que el informe de la OMS desafía al sentido común y a los numerosos estudios científico­s que demuestran que no existe una correlació­n entre el consumo de carne y el cáncer y a otros que ponen de relieve los numerosos beneficios que las dietas equilibrad­as que incluyen el consumo de carne tienen para la salud.

Además ha arremetido con dureza contra el panel de expertos encargados del informe y ha dicho que algunos de sus miembros “buscaban obtener de forma deliberada unos resultados a pesar de estar fundamenta­dos en datos viejos, débiles e inconsiste­ntes”.

La reacción de la asociación de ganaderos de los Estados Unidos, The National Cattlemen’s Beef Associatio­n, ha ido un poco por los mismos derroteros y ha hecho constar “la falta de consenso entre los 22 expertos, cosa muy poco frecuente en los dictámenes de la IARC que siempre se enorgullec­e de que sus opiniones se toman por unanimidad”. Además, ha insistido en el argumento de que “la ciencia no respalda la opinión de la IARC” sobre la relación entre el cáncer y el consumo de carne.

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PHOTOLIBRA­RY / GETTY Con medida. La dieta mediterrán­ea, que es saludable, incluye embutidos
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