Primera gobernadora
La macrista Vidal arrebata la provincia de Buenos Aires al peronismo
Soy María Eugenia Vidal. Tengo 42 años. Junto a mi esposo, Ramiro Tagliaferro, somos papás de tres soles: Camila, María José y Pedro”. Así comienza el perfil que la gobernadora electa de la provincia de Buenos Aires puso en la web de la campaña que la ha llevado a convertirse en la estrella más prometedora de la política argentina, a pesar que ya lleva años en primera línea de la actividad pública.
Actual vicealcaldesa de Buenos Aires, Vidal es militante del Pro, el partido liberal fundado por Mauricio Macri. Politóloga especializada en relaciones internacionales, esta porteña del barrio de Flores fue la arriesgada apuesta personal del candidato presidencial para arrebatar al peronismo la provincia argentina más poblada (40% del censo) y más extensa, equivalente a más de la mitad del territorio de España.
Tras acabar sus estudios en la Universidad Católica Argentina trabajó siempre en la administración pública, antes de la llegada del kirchnerismo al poder, enfocada mayoritariamente en el ámbito de las políticas sociales. Pasó por la Seguridad Social y los ministerios de Desarrollo Social y Exteriores, además de formar parte de una fundación y un think tank conservadores.
En 2002 conoció a Macri y se incorporó al Pro, por el que al año siguiente fue elegida regidora del ayuntamiento de Buenos Aires, cargo por el que fue reelecta cuatro años después y que dejó tras ser nombrada en 2008 concejal de Desarrollo Social. Cuando Macri optó en 2011 a la reelección como alcalde porteño, apostó por Vidal como vicealcaldesa, por lo que ganó en presencia mediática.
“La gente mostró que quiere un cambio en la provincia”, declaró Vidal tras confirmarse una victoria que la llevará el 10 de diciembre a ser la primera mujer que gobierna Buenos Aires, un territorio dominado por el peronismo desde 1987. Especialmente, el área metropolitana, la mayoría de cuyos municipios están controlados históricamente por barones justicialistas.
Sin embargo, el giro político que se inició el domingo en el país supuso también que el marido de Vidal, Ramiro Tagliaferro, fuera escogido alcalde de Morón, una de esas localidades que siempre estuvieron en manos peronistas y donde ahora el macrismo está haciendo mella.
Entre las prioridades de Vidal está la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, así como garantizar un mejor trato fiscal del gobierno central con una de las provincias que más impuestos aporta al presupuesto nacional.
Si Macri no ganase el 22 de noviembre la segunda vuelta presidencial, Vidal quedaría como la líder opositora con mayor poder de Argentina.