Valls anuncia una batería de medidas contra la discriminación
Los policías franceses patrullarán con cámaras para evitar actitudes racistas
El décimo aniversario del estallido de las banlieues de otoño de 2005, que fue el mayor movimiento social registrado en Francia desde 1968, dio lugar ayer al segundo intento de reconquista de ese territorio crónicamente desencantado con el Gobierno pero que en 2012 votó mayoritariamente socialista.
Segundo intento, porque el primero tuvo lugar hace justo una semana y fue un fracaso: François Hollande fue abucheado por vecinos y sindicalistas de La Courneuve, en la periferia norte de París. Valls lo intentó ayer de nuevo, en el departamento de Yvelines, la periferia del suroeste, y acudió mejor armado: con propuestas, anuncios y rodeado de diecisiete ministros y altos funcionarios del Gobierno. No puede decirse que hubiera fervor –las calles estaban vacías–, pero por lo menos no le pitaron.
El año que viene se presentará un proyecto de ley para que los policías que patrullan a pie lleven una cámara que registre su labor. La medida debe evitar los controles por el aspecto de los que tanto se quejan los ciudadanos de rasgos africanos, es decir, negros y magrebíes, que son siempre los más controlados. La medida funciona desde 2013 en los barrios más complicados, las llamadas zonas de seguridad prioritaria y, según Valls, ha dado buen resultado.
Otra medida será la publicación de la lista de municipios que no cumplen la normativa de tener entre un 20% y un 25% de viviendas de alquiler social. Son 36 municipios, casi todos ellos de la región de Provenza-Costa Azul (donde el Frente Nacional podría ganar en las regionales de diciembre) y de la periferia de París. En esos lugares, los prefectos departamentales podrían llegar a asumir el poder de los alcaldes incumplidores, anuncia el Gobierno.
El Gobierno también va a realizar a partir de este año una campaña nacional para comprobar la discriminación en la contratación tanto en el sector público (funcionarios) como en el privado. “Se comprobará una muestra de empresas de más de mil empleados mediante un número significativo de ofertas de empleo, cuidando que haya variedad de sectores y oficios”, se anuncia.
A partir del curso de 2016, las 75 escuelas en las que se forman los cuadros de altos funcionarios de la república “deberán comprometerse con un plan destinado a renovar los orígenes sociales de sus estudiantes de cara al curso siguiente”, ha dicho el primer ministro. Esta medida afectará a las escuelas de administración, de policía y a la famosa ENA (Escuela Nacional de Administración) de Estrasburgo, cantera de líderes y políticos. “Se trata –dijo Valls– de remediar la falta de altos funcionarios procedentes de medios populares”. A su lado estaba la ministra de Educación, Najat VallaudBelkacem, una rifeña hija de pastor de cabras que nació en una aldea sin agua corriente ni electricidad.
El meritorio caso de la ministra es bonito, pero desgraciadamente no representativo: sólo el 5% de los doctorandos son hijos de obreros. En las altas escuelas, fundamentalmente gratuitas, que preparan cuadros, el porcentaje es parecido. Y en la Asamblea Nacional los obreros y empleados, que representan el 50,2% de la población francesa, sólo aportan el 2,6% de los diputados.
Obreros y empleados, que representan el 50,2% de la población, sólo pesan un 2,6% en la Asamblea Nacional